jueves, 9 de septiembre de 2021

Micieces de Ojeda. LAS CASETAS DE LAS ERAS (III). ¡ADIÓS A LAS CASETAS!







 ¡ADIÓS A LAS CASETAS!

Pero el miciecense seguía teniendo un cariño especial a su era. O quizá desconfiaba de los adelantos técnicos para la labranza y no veía el futuro claro. El caso es que llegó la concentración parcelaria (1962-64) y el pueblo pidió que las eras no entrasen en el reparto, por un por si acaso y porque estaban al lado del pueblo y podían servir de huerto. Y no entraron. Pero ya no eran eras ni servían de eras. Se empezaron a roturar, a arar y a cultivar como tierras de cultivo o huertos. Desaparecieron las eras, y tras ellas las casetas: ya no tenían razón de ser. Unas se fueron cayendo por abandono, otras se tiraron y se aprovechó el material que podía aprovecharse, y su sitio en la tierra fue arado y sembrado…  Total que hoy quedan en pie solamente TRES en las antiguas eras. Y la del tio Pepín allá, camino del Indiviso. 

Fuera del tiempo del verano y de sus trabajos, las eras y las casetas cumplieron a lo largo de su existencia otra función importante, aunque silenciada casi siempre: eran lugares de paseo, de socialización, convivencia, conversación entre los miciecenses.  Y esto, lógicamente, a muy diversos niveles de acuerdo a las edades e intereses de  los individuos y grupos. Los niños: investigación, descubrimientos, juegos. Los mayores: conversaciones sobre la vida, el campo, las cosechas… y las cosas de los mayores, seguramente evitando la política. Los mozos y mozas haciendo sus primeros, segundos, terceros… pinitos de descubrirse a sí mismos, a las personas del otro sexo…, sus primeras conquistas…, las primeras, o más, peladuras de pavas…

Para la niñez y la juventud no había abundancia de diversiones, distracciones o entretenimientos. Cuando la cantina, que no bar, tuvo una pianola, las tardes de los sábados y festivos eran más agradables para la juventud. En otra época, otra de las cantinas puso baile con gramola o tocadiscos. Pero si no, era cuestión de paseos en grupos mixtos, cada cual con su cuadrilla, y terminaban a la sombra, o al remanso, de una caseta haciendo su tertulia, que vistas desde la perspectiva del hoy, no parece que fueran muy divertidas… Pero seguramente lo eran, porque no había otra cosa. Y más de un enamoramiento, romance y boda nació a la sombra y remanso de aquellas viejas casetas.



Puedes ver también:

- EN EL RASTROJO: LA SIEGA (I).

- LA SIEGA (II).

- ACARREAR.

- LOS TRILLOS.

- LA TRILLA "DE ANTES".

- EL FINAL DE AQUELLOS VERANOS.

- LAS ERAS.

- LAS CASETAS DE LAS ERAS.

- LA CASETA DEL "TIO" PEPÍN.

Y más sobre Micieces en: CONTENIDOS.




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Himno a Micieces de Ojeda