sábado, 26 de marzo de 2016

Micieces de Ojeda. EL TENEBRARIO. Semana Santa (de antes).










  EL TENEBRARIO.
(JLR)

El tenebrario era un candelabro triangular, grande, con quince velas puestas en los lados del triángulo y culminadas por una que estaba en el vértice alto. Las quince velas se encendían para el oficio de tinieblas del Jueves y Viernes Santos y se iban apagando de una en una, alternativamente de cada lado, según se terminaban los salmos y lamentaciones. Este candelabro, que en el pueblo era de madera, presidía los oficios desde el presbiterio.


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Las quince velas representaba a los once apóstoles (a Judas ya no se le contaba), las tres marías y a Cristo. Y en esto existen otras tradiciones: la última vela representa a María, que es la que de verdad creyó en la resurrección y por eso no se apaga, sino que se oculta encendida: se la llevaba a la sacristía. Pero otros dicen que la última vela que no se apagaba y se ocultaba encendida representa a Cristo: porque resucitó, no se apagaba, sino que simulaba que permanecía encendida en la sacristía.

















Otros contenidos:


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martes, 22 de marzo de 2016

Micieces de Ojeda. LAS MATRACAS. Semana Santa (de antes).










    LAS MATRACAS
(JLR)

 La matraca es un instrumento de madera, más que para hacer música, para hacer ruido. Consiste en una tabla a la que se le añade un martillo o mazo de madera que gira sobre un eje y golpea sobre dicha tabla en los dos sentidos del eje al moverla de arriba abajo.


Para los niños era una diversión todo esto de las matracas. En el pueblo llegamos a conocer alguna carraca, pero casi como testimonio de que existían.





















La Semana Santa cristiana siempre fue dramática y los fieles la vivieron como un drama que terminó en tragedia. Hay que ver los pasos que tenemos en nuestros pueblos y ciudades para darnos cuenta de ello. Pero es que la misma liturgia tenía una fuerza dramática, de teatro, de la que se ha perdido muchísima con las reformas habidas.


Por ejemplo: la iglesia estaba a oscuras (no tenía ni luz eléctrica); las velas del tenebrario se habían ido apagando una a una; sólo quedaba la más alta, y esta, el encargado o sacristán, la quitaba del candelabro y con mucho sentimiento y cuidado, la llevada a la sacristía. Silencio total, oscuridad plena… Y en esto, un ruido que hacía temblar los cristales y aturrutaba a los fieles: todas las matracas de niños y no tan niños empezaban a sonar con todo su poderío ruidoso… El terremoto del Viernes Santo que abrió las tumbas, no era tan horrísono: pues este ruido lo representaba. (sólo faltaba que del cementerio vecino, pared por medio de la iglesia, apareciese alguien…).

Y después de tocar las matracas un rato, los más píos de los fieles siempre se enfadaban porque los niños no queríamos dejar de tocar. Al final dejábamos de tocar y en silencio, cada cual a su casa.
Con las matracas los monaguillos recorrían el pueblo para llamar a los fieles a todos los actos litúrgicos: viacrucis, oficios, misa… Y mientras, gritaban: “¡A los oficios divinos!”.


También las matracas servían para otras cosas. La iglesia está en un alto (el Altolaiglesia) y en la ladera que da hacia el pueblo, además de algunos guindos o guindales y romeros, había trozos de hierba en ladera más o menos pendiente. Pues la matraca nos servía de instrumento para deslizarnos por esa pendiente de hierba. Si se rompía, ya veríamos la forma de arreglarla. Tampoco las matracas eran compradas, se hacían en el pueblo y en todas las casas había un manitas más o menos curioso que hacía la de los niños y otras de más mayores.













































También puedes ver (hacer click):

- SEMANA SANTA (de antes).

- EL MONUMENTO.

- EL ENCUENTRO.

- LOS SANTOS (en la Semana Santa de antes).

- CÁNTICOS DE SEMANA SANTA (I).

- CÁNTICOS DE SEMANA SANTA (II).

- CÁNTICOS DE SEMANA SANTA (III).

- CÁNTICOS DE SEMANA SANTA (IV).


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lunes, 21 de marzo de 2016

Micieces de Ojeda. LOS "SANTOS" en Semana Santa.

  


Iglesia parroquial de Micieces (desde el coro).



LOS SANTOS EN LA SEMANA SANTA (de antes).
(JLR)

Todos los Santos de la iglesia permanecían tapados durante la Semana Santa. Para eso se tenían unas cortinas moradas que se guardaban de un año para otro. Es que, según la liturgia antigua, los Santos, todos, incluido el crucifijo, debían estar tapados: era una señal de luto, y  además no debían distraer a los fieles de la verdadera atención, que era la Pasión y Muerte de Jesús.


En la celebración de la noche pascual, al canto del gloria, se destapaban todos, al menos los del altar mayor, que era más fácil. Aquellas cortinas moradas solían ir montadas con unas anillas en una barra y  así podían correrse como las cortinas de una ventana. No cabe duda de que todo aquello de la Semana Santa era de un dramatismo conmovedor, a veces incluso aterrador.







Más sobre Semana Santa:

- SEMANA SANTA (de antes).

- EL MONUMENTO (Semana Santa).

- CÁNTICOS DE SEMANA SANTA (I).

- CÁNTICOS DE SEMANA SANTA (II).

- CÁNTICOS DE SEMANA SANTA (III).

- CÁNTICOS DE SEMANA SANTA (IV).

- EL ENCUENTRO.

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jueves, 17 de marzo de 2016

Micieces de Ojeda. EL PENDÓN DE MICIECES (II).


El pendón preside la procesión por el camino de los huertos.



                                      EL PENDÓN DE MICIECES

Del pendón antiguo, cuya tela se ha perdido, se conserva la vara o mástil, de características muy similares a las del actual, aunque algo más fino y menos largo: mide 420 cm. Se conserva bajo el coro, colgado de sus vigas y atravesado a ellas, al fondo de la iglesia y junto a la pared.

Mástil del pendón antiguo,
             colgado bajo el techo del coro.


1.    MEDIDAS

Esta es la ficha del PENDÓN DE MICIECES que se sacaba y se sigue sacando en las procesiones y en otros acontecimientos:




  


NOTA: Mirando las fotos del pendón, da la sensación de que las medidas no están          bien tomadas, pues parece que la tela, en comparación al mástil, es menor que lo             que habría de ser para guardar la proporción que las medidas dicen tener.
Pero las medidas que se dan son reales y verdaderas: son esas. La sensación de falta de proporción se debe a que la tela no está bien estirada debido a la postura del pendón, y por eso parece que es menos alta de lo que realmente es.




2.    TELA
·       Es damasco. Dos clases de telas de dos colores, una en blanco y la otra en rojo carmesí. Ambas tienes los dibujos propios de la tela damasco.
·       Lleva 5 franjas: 2 blancas alternadas con 3 rojas carmesí. Están colocadas en sentido horizontal, estando el mástil levantado hacia el cielo en vertical. Dicho de otro modo: las cinco franjas o tiras de los colores son perpendiculares al mástil. Y están cosidas entre sí formando un único paño o tela.
·       Es farpada en corneta: ambos extremos, superior e inferior, terminan en pico. Y el centro de la parte batiente, la más alejada del mástil, forma un ángulo cuyo vértice va hacia el centro de la tela, hacia el mástil.
·       No lleva bordado, ni cosido, ni escudo, ni otro adorno: el color es liso, solo marcado con los dibujos propios de la tela damasquinada.
·       La forma de sujeción de la tela al asta es mediante una vaina hecha por un dobladillo de la misma tela en su parte no batiente: en ese hueco o vaina se encaja el mástil.
·       Su vuelo tiene suficiente amplitud para flamear elegantemente y, si hace bastante viento, es muy bonito, aunque peligroso y difícil de llevar desplegado.


3.    ASTA, mástil, vara o palo
·        Es de pino, u otra conífera, torneado, y más grueso por la parte inferior que por la superior.
·        Está suavemente acanalado desde la base hasta la tela, al estilo de columna jónica.
·        Tiene un enganche metálico para sujetarlo en cinto o correa.
·        No lleva remos o vientos para sujeción de ayuda. Pero es posible ponerlos.
·        El mástil o vara termina en una cruz metálica.



4.    LA CRUZ
El asta o mástil termina en una cruz metálica:
·       Es de metal blanco.
·       Tiene 30 cm. de altura.
·       Es una cruz latina y trebolada  ─los cuatro extremos de sus palos terminan en un adorno en trébol─.
·       Es de las llamadas celtas, a veces se le dicen góticas, con un anillo en torno a la intersección de ambos palos. Es de las usadas en el cristianismo temprano irlandés, que después se ha venido utilizando en la realización de grandes cruces monumentales de piedra.  
·       Tiene de base una casi esfera que empalma con el metal hueco que encaja en la madera del mástil.


5.    EL CORDÓN
·       Mide de largo 460 cm.
·       Hecho con hilo rojo y amarillo, torcido en cordón doble. A la mitad se bifurca en dos, separados y formando un hueco que se adorna de bolas del mismo material, rojas y amarillas,  se vuelve a juntar en nudo y llega al final separado en dos.
·       Termina en unas borlas sencillas de adorno, aunque más que borlas, son los extremos de ambos cordones deshilachados.
·       Va unido a la cúspide del mástil, por debajo de la embocadura de la cruz, con un  adorno de bola, tipo pompón, de los mismos colores.
·       Este cordón no sirve de remo o viento que ayude a sostener el pendón vertical: le faltan unos 66 cm. para, al menos, tener la altura del mástil. Es, pues, simplemente un adorno.


6.    LOS COLORES
El pendón de Micieces tiene dos colores: el rojo carmesí, o gules, y el blanco. Y están distribuidos en cinco franjas o tiras horizontales ─perpendiculares al mástil o asta─ cosidas entre sí y colocadas de forma alterna: tres de rojo carmesí y dos de blanco. Las franjas no son iguales de anchas: las blancas miden 56 cm.;  las rojas, 52 cm.
Estos colores del pendón son los mismos que figuran en el escudo ─propuesto─ de Micieces en sus cuatro cuarteles: rojo carmesí o gules y blanco, dos a dos y de forma alterna, ajedrezada.
Y es que tanto el escudo como el pendón son una auténtica lección sobre la historia del pueblo. No son invención moderna, sino que provienen de su historia más antigua y de los antiguos reinos de León y de Castilla. Nos remitimos a la explicación que figura en el capítulo del Escudo de Micieces. Los colores están tomados de lo que fueron pendón y escudo reales y que pasó a identificar el reino de Castilla, al que ya se había unido definitivamente el de León, con el rey Fernando III el Santo. El primitivo pendón de León, y el campo de su escudo, era el blanco. Y el rojo carmesí, gules, arranca de los primitivos condes castellanos, lo asume definitivamente Alfonso VIII y pasa al pendón y escudo de los reyes de Castilla. Y es Fernando III quien une definitivamente Castilla y León y sus escudos y pendones. El pendón de Alfonso VII de León pasó a representar no solo al rey, sino al reino como tal. Y lo mismo el de Alfonso VIII de Castilla y el de Fernando III. Fueron los primeros de Europa cuyos pendones identificaban y representaba a su reino, no solo al rey, al modo de las banderas de hoy.
Micieces, pues, tiene en su pendón los dos colores históricos que le remontan a su origen. Nace el pueblo con aquellos emigrantes foramontanos, perteneciendo al reino de León y bajo los auspicios de los condes ─todavía condes─ de Castilla. Y cuando Castilla nacía, nacía en esta zona precisamente: valle del Pisuerga y sus aledaños de este y del oeste. Es lógico que el pendón representativo de este pueblo luzca los colores con los que nació. Estas tierras pertenecieron durante mucho tiempo a León, pero fue en y con Castilla donde vivió después y de la que dependió luego, ya para siempre. También es lógico que recuerde su origen leonés ─dos franjas o bandas blancas─, pero más lógico es que dé más importancia a su pertenencia a Castilla ─tres bandas o franjas de rojo carmesí, gules─. Pendón y escudo son una auténtica lección de historia para los miciecenses. ¡Ojalá no la olviden!




8.      USO DEL PENDÓN
El pendón de un pueblo es su símbolo y su representación. Y la presencia de cada  pueblo está simbolizada allí donde vaya su pendón. Y viceversa: si el pueblo se reúne, debe estar su pendón presidiendo. Los que no respetan los símbolos de su propio pueblo, por ejemplo, su pendón, o su himno, o su escudo, o su bandera donde esta supla al pendón, son ignorantes de la historia, faltos de educación cívica y abocados también a la falta de respeto a la gente a la que esos símbolos representan.
          En cualquier pueblo el pendón preside los actos propios del pueblo como tal. Por mor del devenir histórico, la dejadez, el abandono y la usurpación de funciones, parece que el uso representativo del pendón ha quedado reducido en casi todos los pueblos a los ritos religiosos nada más: procesiones, rogativas y similares. También en Micieces.
          Fue costumbre que el pendón saliese en cabeza en todas las procesiones. Con el tiempo desparecieron las procesiones de rogativas, las que estaban mandadas en la liturgia y otras que el pueblo hacía cuando las necesidades le acuciaban. Y las procesiones, con los santos en andas, se redujeron en número y en recorrido. Y el pendón del pueblo fue quedando casi como presencia testimonial en un rincón de la iglesia parroquial. Hoy parece que las procesiones, las pocas que hay, se pueden dividir en tres categorías ─la liturgia no tiene nada que ver con esta división, pero es real─: las de primera: son las más largas y bajan al pueblo; las de segunda: solo van alrededor de la iglesia, no bajan del Altolaiglesia; y las de tercera: también solo alrededor de la iglesia, pero sin solemnidad. Las de primera y segunda llevan pendón desplegado abriendo camino y presidiendo. Las de tercera, no. Y dentro de no mucho tiempo serán todas de tercera, cuarta o quinta… categoría o clase, si es que se llegan a dar procesiones. Y desde luego sin pendón. Apenas habrá gente que procesione y no quedarán mozos para poder llevarlo.
          Pero, aunque no se use en procesiones, rogativas u otro tipo de actos religiosos, ni en eventos o actos que no sean de carácter religioso, el pendón de Micieces seguirá siendo símbolo de este pueblo, y quien lo vea, cuando lo vea y donde lo vea, sabrá que Micieces está ahí presente, aunque sean pocos los miciecenses presentes…

          ¡Ojalá este escrito sirva para avivar la conciencia histórica de los miciecenses, el amor y cariño por su pueblo, por su historia, por su cultura y por los valores que todo eso representa!

(JLR)



Final de la procesión. En la esquina inferior derecha se ve el mástil del pendón, apoyado en la pared de la ermita de san Lorenzo.



Puedes ver también:


 Y próximamente:

- PARTES DE UN PENDÓN.
- HISTORIA DE LOS PENDONES.
- EL ESTRENO DEL PENDÓN "NUEVO" DE MICIECES.

martes, 15 de marzo de 2016

Micieces de Ojeda. EL PENDÓN (I). Qué es un pendón.






Micieces de Ojeda.



EL PENDÓN DE MICIECES

El pendón "viejo".
Los miciecenses que han vivido la Micipedia  antigua, y los que recuerdan hechos y dichos de la antigüedad, cuentan que Micieces siempre ha tenido su propio pendón. Porque, hablando con propiedad, Micieces no tiene bandera que lo identifique e individualice como pueblo: lo que tiene es pendón, como buen pueblo castellano. Y los que no  somos tan antiguos sino nacidos rondando la mitad del siglo XX, recordamos que  en la iglesia parroquial había dos pendones: uno era el válido, el que se sacaba en las procesiones; y el otro, recogido y protegido con una cubierta de tela, estaba bajo el coro,  junto a la pared del fondo de la iglesia, atravesado y sostenido en las vigas. Yo nunca lo vi desplegado, solo asomar un poco la tela, por eso de la curiosidad de los niños monaguillos.


                                         QUÉ ES UN PENDÓN

El PENDÓN es una bandera, estandarte o insignia identificadora  y distintiva de cuerpos militares. También es una insignia o divisa usada en las iglesias como distintiva e identificadora  de sociedades religiosas o cofradías. Y también se llama pendón a un tipo de bandera con  unas características especiales, que se constituye en signo de identidad y símbolo representativo de un pueblo, sobre todo en la zona de Castilla León. Este es el significado al  que aquí nos referimos.

El PENDÓN se diferencia de una bandera convencional principalmente en estos detalles:
·       Solía ir colgado en un palo horizontal que iba pegado a un asta en forma de cruz o de horca. Hoy, aunque todavía hay pendones de los de antes o como los de antes, la mayoría de ellos, y sobre todo los grandes, van unidos directamente al asta, vara o mástil vertical, como si fueran banderas corrientes.

·       Su tamaño: es más alto (largo, en sentido vertical del mástil o asta) que ancho (horizontal, en sentido perpendicular al asta). Suele tener la proporción de 3 x 2. Pero los modernos perdones se salen de esta norma de la vexilología ─ciencia que estudia las banderas, pendones y estandartes─ y cada pueblo lo hace a su gusto, más o menos.

·       La tela propia del pendón es el damasco, la tela adamascada, la seda u otra de textura similar. En ocasiones puede llevar bordados o pintados los  dibujos o símbolos alusivos a la historia de la persona o institución a quien representa e identifica.

·       
    Su color es el que haya elegido el representado. Suele provenir de la historia de aquel a quien representa y seguir las reglas de herencia, legitimidad y otras propias de la heráldica. En los pendones de Castilla y de León no faltan los colores característicos de los antiguos reinos: el rojo carmesí, o gules, siempre está presente, y el blanco, plata, casi siempre, aunque menos, y suelen ir en combinación con otros, generalmente en mezcla variada y llamativa. Cuando está formado por varios colores, cada uno suele ir en una franja de tela, en tira independiente, y todas cosidas entre sí en sentido horizontal, es decir, perpendiculares al asta. Esta forma de presentación de los colores es la típica de Castilla León.


(JLR)


El pendón "nuevo".




         Próximas entradas:

        - EL PENDÓN DE MICIECES.
         - PARTES DE UN PENDÓN.
         - HISTORIA DE LOS PENDONES.
         - EL ESTRENO DEL PENDÓN DE MICIECES. 

                  También puedes ver:


Himno a Micieces de Ojeda