jueves, 19 de abril de 2018

Micieces de Ojeda. TOQUE AL ROSARIO Y NOVENAS. (Las campanas de Micieces, XI).






              TOQUE AL ROSARIO Y NOVENAS

 Lógicamente al rosario y a las diferentes devociones, que se solían rezar en la ermita de la 
Virgen de la Calle, se llama a los fieles con el toque de la campanilla de la espadaña de la ermita.
El toque al rosario, y el de las demás devociones y novenas, se hace mediante la campanilla, siempre se la llama campanilla, tocándola a medio volteo -el volteo entero es difícil y peligroso porque puede caer sobre el tejado y llegar más abajo- y no está preparada para el repique. Se hacen dos toques: el primero un cuarto de hora antes de la señalada para el comienzo de los rezos, y el segundo, cuando ya se van a empezar.

El rezo del rosario ha sido una tradición del pueblo cristiano y en Micieces se cumplía. Los meses de mayo, el mes de María, y el de octubre, el del rosario, se rezaba en común todos los días. Además, había otros días señalados para el rosario: el mes de junio, el del Corazón de Jesús, al menos en su novena, y los domingos de todo el año, menos en el verano. Y algunos otros días festivos… Tampoco es que hubiese otras diversiones que impidiesen a la gente ir a rezarlo. Y luego estaban algunas novenas a diversos santos o santas, o rogativas, o…
La hora de estos rezos era al atardecer, casi a la anochecida, o ya anochecida, dependiendo de la época. Así que cuando por la tarde, muy tarde, casi de noche, se oía la campanilla, ya se sabía que era al rosario. O a la novena correspondiente. Solo en los domingos y festivos, si es que había rosario, se alteraba este horario: esos días era después de comer, echada la siesta o pasado un tiempo prudencial después de la comida. 

¿Demasiados rezos? Los que quería cada uno. Menos los niños, que tenían obligación, casi todos, de asistir a los actos religiosos del pueblo. Pero tampoco teníamos otro tipo de diversiones, a no ser las que nos inventábamos nosotros mismos.








Más sobre "las campanas de Micieces":

- LAS CAMPANAS DE MICIECES.
- CAMPANILLOS Y CAMPANILLAS.
- EL CAMPANARIO.
- LOS TOQUES DE CAMPANA.
- EL TOQUE DE DIFUNTOS.
- TOQUE DE ANGELUS Y TOQUE DE CONCEJO.
- TOQUE A FIESTA Y TOQUE A GÜICERO.
- TOQUE A HUEBRA Y TOQUE A REBATO.
- TOQUE A MISA.
- TOQUE DE PROCESIÓN.

Y más sobre Micieces en:

jueves, 12 de abril de 2018

Micieces de Ojeda. ¡A SULFATAR...! Micieces, pueblo patatero. (X).




¡A SULFATAR...!

                                        ¿Cómo se le ha combatido al escarabajo de la patata? En Micieces, y en esta
nuestra zona geográfica, se ha luchado contra esta plaga sulfatando. Tan es así, que la palabra sulfatar tomó carta de naturaleza y suplió a la de fumigar. Aquí no se fumiga, es raro oír la palabra: se sulfata. Y eso sin importar si el veneno que se echa a las plantas sea sulfato, de cualquier clase, o no lo sea.



Cuando los bichos (así llamados también los escarabajos de la patata) empezaron a ser plaga, se compraba unos polvos (que ciertamente eran sulfato de algo, de cobre debían de ser, junto a otros componentes), se disolvían en agua en la cantidad marcada y con unas ramas (hierbas, poleos, brezos o algo similar…) se hacía un hisopo y se asperjaba cada pie de patata ─a cada mata de patata se le llama pie─. Si tenía bichos, para matarlos; si no, para que no fuesen a ella o muriesen si se les ocurría ir. El caso es que era efectivo y al día siguiente habían muerto ya y caído alrededor de la planta. Había quien tenía un fumigador de esos que se llevan a la espalda y se les da presión con una palanca manual. Lo tenían de antes, o lo compraron para esta operación patateril. Lo veíamos como un adelanto técnico, aunque el hisopar manualmente el pie de patata, mataba a los bichos, ¡y bien muertos! ¡Pero qué afán de vida y de pervivencia tenía, y tienen, los escarabajos! Al cabo de un tiempo, otra vez tenían bichos las patatas. Y otra vez a sulfatar y a hisoparles.

La técnica de matar escarabajos fue avanzando, creo, porque más adelante ya no era necesario disolver el sulfato, o lo que fuese, en agua: se echaba directamente en polvo sobre la planta. Y el efecto era, más o menos, el mismo. Pero, sobre todo al principio, había que hacerlo por la mañana, cuando las hojas estaban con el rocío, así el polvo se pegaba a la hoja y no se lo llevaba el viento. En consecuencia, de mañanita veías a la gente en los patatales envueltos en un cierto halo de neblina y de polvo de sulfatar… La experiencia parece que enseñó que no era necesario el rocío de la mañana, aunque fuese mejor, y que también servía sulfatar a cualquier hora: los bichos se comían la hoja de patata con el veneno y morían igual. Pero mejor si no hacía viento, que se lo llevaba todo y te hacía respirar el veneno a ti mismo.

Había técnicas muy especiales para espolvorear el sulfato sobre la planta de patata. Vendían unos aparatos con un depósito en el que se echaba el sulfato en polvo. A este depósito estaba unido otro dispositivo que, a modo de bomba de hinchar las ruedas de la bicicleta, producía aire que daba presión al depósito y salía el polvillo por un oportuno agujero. Oficialmente seguro que tendría un nombre, pero en cuanto llegó al pueblo, la gente lo llamó simplemente sulfatador. Era bastante cansado de usar. Así que se inventó el sistema de espolvorear sin necesidad de darle a la bomba del aire, espolvoreando directamente con ese aparato, pero con un simple movimiento de muñeca. ¡Y servía igual! Aunque el aparato más curioso de espolvorear el sulfato sobre el pie de patatas era… ¡un invento popular, sin necesidad de pagar patente! Se cogía un bote vulgar y corriente, se le llenaba del polvo de sulfatar, se le cubría la boca con una media, o con un calcetín lo suficientemente fino y con poros (no agujeros de roto)... ¡y ya estaba el invento! Y era sencillísimo de usar: un movimiento de muñeca y echabas el sulfato en la planta y sitio que querías. ¡Y el mecanismo no fallaba! ¡Y era tan simple y tan efectivo… que yo creo que ni pudo patentarse…!




Los bichos, los escarabajos, tremendamente espabilados, se iban inmunizando genéticamente al sulfato con que se pretendía matarlos. Por lo menos eso era lo que los técnicos decían, porque cada pocos años cambiaban el producto. Y lógicamente siempre había comentarios contrapuestos de los labradores sobre cuál era mejor, si el de este año o el del anterior. Pero había que comprar el que estaba de venta en el mercado, claro.

¡Y cómo comían los condenados escarabajos patateros! Pasaba el labrador un día por su patatal y calculaba:
 ─Dentro de dos o tres días, a sulfatar, porque ya se ven algunos bichos… ─se decía.


Si hacía calor, a los tres o cuatro días tenía ya el patatal medio comido… ¡Y que no se terminaban nunca! Hasta que los días se acortaban y llegaba el frío: entonces desaparecían del todo. Para nosotros, cuando niños, aquello era un misterio. ¿Dónde se habían ido? Pero si es que al año siguiente, puntualmente además, estaban allí otra vez… Recuerdo una frase que algún miciecense dijo en cierta ocasión y que, luego, ha quedado casi como dicho popular o refranesco. Había estado arando, o haciendo algo en el huerto, o… vete tú a saber qué y dónde. El caso es que, hablando de los escarabajos y ante la duda de algunos, niños creo yo, nos dio la solución de dónde estaban escondidos los bichos:
─Debajo de un zalceño ─tronco o raíz de un zalce que ya es o fue árbol─  he encontrado… ¡lo menos una fanega…! Estaban esperando el verano. ─El qué hacían allí, cómo esperaban, si los mató o no…, eso ya no importaba: se guardaban bajo tierra, o en algún refugio, invernaban y esperaban el calor… Es que el labrador sabe cosas sin necesidad de haberlas leído en libros… ¿O quizá sea más correcto decir: quien escribe los libros, lo ha aprendido de  los labradores? En muchos casos, sí.



jueves, 5 de abril de 2018

Micieces de Ojeda. EL ESCARABAJO DE LA PATATA. Micieces, pueblo patatero. (IX).







EL ESCARABAJO DE LA PATATA

1       El escarabajo de la patata se llama Leptinotarsa decemlineata.

     Tiene el tamaño de unos 10 x 6 mm. Es de cuerpo duro, convexo, color pardo amarillento, con cinco bandas negruzcas longitudinales en los élitros (de ahí el nombre decemlineata), y una docena de puntos negros en la parte superior, entre la cabeza y el tórax (digamos que en el cuello).

    Tiene 6 patas terminadas en una especie de garfios muy apropiados para agarrarse a las plantas y, además, dos ventosas anales que le sirven para esta misma función. En lo alto de la cabeza tiene dos antenas que ejercen de sentidos de tacto y orientación.

    Cuando llega el calor, en primavera o principio del verano, según clima y lugar, salen del subsuelo, donde han invernado: el calor los despierta casi a la vez y salen con ganas de comer, y lo primero que hacen es buscan dónde alimentarse.

    Luego copulan machos y hembras. Estas ponen los huevos  en filas de 10 a 30 en el envés de las hojas. Si la temperatura es buena, pueden poner en el verano más de 2.000 huevos, que eclosionan a partir del 4º día, dependiendo del clima, y salen las larvas (gusanos), que, nada más salir, empiezan a comer. Cambia de muda 3-4 veces en 2-3 semanas ─es que son muy mirados y limpios…─, y van pasando del color rojo intenso al amarillo pálido. Y siguen comiendo sin parar: si terminan una planta, buscan otra.

   Llegados a su grado de madurez como larva (gusano),  se dejan caer al suelo: se entierran y al cabo de unos 15 días (todo depende del calor) salen escarabajos adultos…

    Y empieza de nuevo el proceso con la nueva generación… ¿Cuántas generaciones en un verano? Todo su ciclo vital y evolución dependen del clima de la zona en que viven. Si es benigno y hay abundancia de alimentación, cada mes hay una nueva y numerosa generación.

   La planta alimenticia es, sobre todo, la patata, pero les sirve cualquiera de las solanáceas: berenjena, tomate, pimiento…
     Se dispersan ayudados por el viento, se dejan llevar por él, y recorren de esta forma grandes distancias.

Cuando llega el frío, horadan un hoyo todo lo profundo que pueden según el terreno en que están, y en ese nido invernan… ¡Y hasta la próxima primavera que comenzarán de nuevo el ciclo! Tienen una esperanza de vida de 1-3 años.  


         Se le ha llamado escarabajo de la patata de Colorado: parece que fue en este estado de EEUU donde primero se descubrió el tal escarabajo. Aunque modernos estudio lo sitúan como originario de una región de Méjico.
       A Europa llegó a través de Francia en 1922, y pronto se extendió por toda la zona patatera del continente. Lógicamente donde menos ataca es en las zonas frías.
         A España llegó a principio de la década de 1930. La memoria viva de la Micipedia sitúa los primeros escarabajos de Micieces a principio de los años 1940 y en la zona de Praolaseras-Cuenca (carretera de Villavega, a la izquierda, pasadas las eras).


         El escarabajo de la patata es una auténtica plaga en sí mismo: son tremendamente voraces, tanto en estado de larva (gusano) como de adulto. Además, es en ocasiones vehículo trasmisor de otro tipo de parásitos y enfermedades de la patata y de otras plantas. Lo que come el escarabajo es la parte externa de la patata: hojas, ramas, tallos. Esto hace que la planta no se desarrolle y no produzca tubérculos en calidad y cantidad debidas. Pero lo que llamamos comúnmente patata, es decir, el tubérculo, se puede comer perfectamente: el escarabajo ni lo estropea ni lo contamina, simplemente impide, al faltarle hojas y ramas, su desarrollo. 


Himno a Micieces de Ojeda