martes, 24 de marzo de 2020

Micieces de Ojeda. AÑORANZA...




AÑORANZA...

     Con estas fotos puedo cerrar los ojos y sentir que estoy allí, en la casa donde mi abuelita Dora y mi abuelito Ubaldo construyeron un hogar y levantaron a sus hijos; allí, en el pueblo de mi padre, en ese que he adoptado como mi pueblo...

    Cierro los ojos y puedo estar en el lugar donde aprendí a andar en bici y a que, si quieres seguir jugando, tienes que sacudirte el polvo de las rodillas y decir que las pupas no duelen... Donde aterricé en charcos de lodo y lo siguiente era reírnos sin parar. Y donde pensé que me ahogaba por caerme en el río, aunque el agua no me llegaba ni a las rodillas.

     Este lugar es donde me he comido los mejores bocadillos con tomate y aceite de oliva, o donde me han preparado, de merienda, unos bocadillos con nocilla para disfrutar junto a la fuente de san Lorenzo...

    También allí aprendí que las piñas pueden ser de madera y que si te piden una cebolla del huerto, no hay que sacar todas las que están sembradas...

     Allí correteaba y alimentaba a los Conejos, mis amigos, como Alicia y el Conejo Blanco... Es donde me atreví a comer caracoles, cangrejos y conejo (hasta que vi por qué, entre vez y cuando, se desaparecía uno de mis amiguitos del patio... y ya nunca más pude comerlos).

   Allí es donde descubrí que las despedidas siempre duelen, pero las distancias nunca impiden que el amor sea inmenso. Que aunque ahora, al volver, ya no estén quienes nos recibían en el puente de la entrada, siempre podremos cerrar los ojos y sentir que nos abrazan, que permanecen en nuestros corazones...

   Allí, en Micieces, siempre habrá un pedazo de mi corazón... Y si fuera Alicia, este sería mi "País de las Maravillas".


Orietta Rodríguez (La Catira, Cati).

























Himno a Micieces de Ojeda