CÓMO SE
HACE UN HORNO CASERO DE PAN
(JLR)
Los hornos
caseros de pan pueden ser de ladrillo o de adobe. En Micieces todos eran de
adobe, menos uno que se hizo mediada la década del 1990 y no pensando en cocer
pan, aunque se pueda cocer en él, sino en otros posibles usos culinarios. ¿Cómo
se hicieron? ¿Y cómo podríamos hacer uno hoy? Vea la explicación que nos da la Micipedia,
es decir, alguien que todavía guarda en su memoria cosas del pasado, ya
historia miciecense. Después de leer esta explicación, pensarás que no es tan
difícil hacer un horno de pan. Quien presenta este escrito, simplemente hizo de
escribiente y quedó convencido de que sería fácil hacerlo.
1.
Escójase
la arcilla. Sirve cualquier arcilla, pero mejor cuanto más refractaria sea, es
decir, cuanto más pura sea, porque será más resistente al calor y a los cambios
de temperatura. En Micieces hay muchos sitios de donde se puede sacar muy buena
arcilla, tanto para adobes como para ladrillos, tejas o baldosas. Es decir,
para secarla al viento y sol o para cocerla en horno. Allá por el monte de los Cotorrillos hay varios lugares en los que aflora una arcilla bastante
refractaria: es amarillenta porque es más rica en caolín, que es uno de los
elementos que hacen a la arcilla más resistente al calor. La inmensa mayoría de
la arcilla visible de Micieces es roja. Y en muchas zonas, bajo el suelo
laborable, existe arcilla roja también. Esta sirve para adobe tal y como se
encuentra en la naturaleza. Y si se la limpia, podría servir para tejas,
ladrillos y otros objetos que necesitasen cochura. Ojo, el horno de cocer
arcilla no tiene que ver nada con el horno de cocer pan: la arcilla cuece por
arriba de los 900 °C, dependiendo de la clase que sea, y la cocción del pan no
debe sobrepasar los 200 °C.
Arcilla roja. |
2. El sitio donde se hacen los adobes es la adobera. Y es más cómodo llevar la tierra a las adoberas de siempre que convertir en adoberas el lugar de donde se saca la arcilla, puesto que en las de siempre hay agua y pradera y, por tanto, es más fácil amasar el barro y hay más espacio para hacer los adobes y para su secado y amontonamiento en morenas.
3.
Y
se hacen con la consabida técnica de “hacer adobes”, pero no se le echa
paja, porque el calor que produce el horno la quemaría, incluso la del centro
del adobe, y esto produciría gases y humo que harían que estallase el adobe.
Aunque el horno de pan no alcanza la temperatura de cocción de la arcilla, sí
que llega a la de la ignición de la paja, a unos 233 °C., aunque sea sin llama.
4. La mecal ─o amecal─ propia de adobe de horno es un molde de madera o metal troncopiramidal de base rectangular ─con disminución hacia la parte que sería el vértice de la pirámide─. Esa forma del adobe ayuda a hacer el horno redondo y en cúpula semiesférica. Si se usa adobe común, se ha de procurar que estén muy juntos, adobe con adobe, en la parte del interior del horno, valiéndose para ello del mismo barro que los une, rellenando con él las separaciones que quedan entre uno y otro, y consiguiendo que la argamasa de unión entre fila y fila sea más gruesa en la parte exterior que en la interior: así cada fila de adobes quedará inclinada hacia el interior e irá marcando el camino de la bóveda. Los adobes se unen con argamasa de barro, preferiblemente de la misma clase de la que se han hecho: así la contracción y la dilatación originadas por el secado y por el calor y enfriamiento serán, más o menos, de la misma magnitud. Los defectos que pueden dar los adobes a la redondez y a la cúpula, se corrigen con barro, que ejercerá la función de cuña para que el adobe vaya al sitio al que tiene que ir. Los adobes se colocan todos en tizón ─o sea, la punta más delgada de cada adobe mira el punto centro del horno, que será el centro de su suelo, como si mirase el extremo centro del radio de un rueda, en realidad de una semiesfera─: de esta forma va redondeando el entorno y la cúpula, y, terminada la construcción, queda una semiesfera más o menos perfecta. Se le puede empezar poniendo unas filas de adobes en total horizontalidad, sin marcar todavía la bóveda, pero no deben ser muchas, incluso hechas con adobe de mecal común, y sobre ellas poner ya adobe de horno que empezarán a insinuar y marcar la curvatura de la bóveda.
5. Para facilitar su uso posterior, los hornos se suelen hacer sobre una plataforma de construcción. Sobre ella se hace el piso, del mismo adobe o de baldosa. Y sobre él se va levantando la pared redonda hasta que se cierre en forma de cúpula semiesférica. Posiblemente se necesitará un encofrado que ayude a darle forma y, sobre todo, que asegure que no se hundirá mientras se está haciendo. Conforme se va secando, es posible que le salga alguna raja: se rellena y tapa con barro de la misma calidad del que se ha usado antes. Cuando todo esté ya bien seco, se quita el encofrado. Si este se ha hecho de madera desechable, cuando ya está bien seco se puede quemar como primer fuego del horno.
6.
No
se olvide de la puerta o boca. Que no sea grande ni pequeña: lo suficiente para
que quepan la pala del pan, los instrumentos de limpieza y alguna bandeja para
otros posibles usos culinarios. Y no más, porque perdería mucho calor cada vez que
se le abriera. Y tampoco se puede olvidar un respiradero con su charpa: es la
chimenea. Se la suele colocar al lado contrario de la boca. O también en el
centro de la bóveda, del techo del horno. Esto tiene una ventaja muy clara: a
poco que se deje entreabierta la boca o puerta, se establece una corriente de
aire que hace que queme mejor la leña, arda más rápidamente y evite humos en el
exterior, en la hornera. Pero en muchos hornos se colocaba en la misma boca,
hacia dentro pasada la puerta: las llamas y el humo ─y esto significaba calor─,
tenían que redondear todo el contorno de la bóveda para llegar hasta la misma
boca y poder salir. Y tenía su porqué: al no haber corriente dentro del horno,
el calor no se escapaba, no resecaba tanto el ambiente interior y, si estaba
bien hecho el humero, tenía tiro suficiente para que el fuego no se ahogase.
Los que tenían el respiradero detrás, enfrente de la puerta o en el centro de
la bóveda, tiraban mejor, pero tenían el problema de que, cada vez que se abría
la puerta, se establecía una corriente de aire que se llevaba el calor. Y había
que tener en cuenta una buena lección de economía: el fuego no se hacía para
quemar leña, sino para dar calor, que la leña costaba trabajo cortarla en el
monte, o donde fuera. De todos modos, estuviera donde estuviera la chimenea,
tenía sus ventajas y desventajas: menor o mayor gasto de leña, mejor o peor
aprovechamiento del calor, mejor o peor tiro, más o menos humo en la hornera…
Escoja usted lo que más le convenza.
7.
Déjese
el tiempo necesario para que el horno seque bien, sin prisas. Y luego, trúllese, que es revocar o lucir, con
barro de la misma clase que los adobes, si es posible. Modernamente hay hornos
que llevan por encima de la cúpula de adobe, es decir, por el exterior, una
capa de fibra aislante y, encima de esta, un enlucido de barro o de cemento.
Esto hace que el horno no pierda calor innecesariamente y le aísla de la sala
donde esté.
8.
Existen
hornos de doble piso y doble pared. En Micieces había alguno. El doble piso
consistía en que tiene dos departamentos, uno encima del otro. En el de abajo
se hace el fuego: es la hornacha u
hogar. El de arriba tiene suelo de chapa metálica o rejilla recubierta, o de
construcción y sostenido por arcos de ladrillo o por vigas de cemento o hierro,
similar al de las glorietas castellanas. En el suelo de este, de baldosa casi
siempre, se coloca el pan para la cochura. Estos hornos tienen la ventaja de que
el cocedero del pan permanece limpio de ceniza, rescoldo y demás suciedad
propias del hacer fuego. Pero tiene la desventaja de que, si se quiere que el
calor se distribuya uniformemente por dentro, se ha de hacer una doble pared
alrededor de todo el horno, una especie de falso techo, para que el calor, la
llama y el humo lo recorran entero antes de salir por la chimenea o humero. O
una serie de ramificaciones del humero que rodee por fuera el horno y lo caliente
todo por igual. Este tipo de horno es más costoso y pierde muchas calorías
9.
Los
hornos de doble piso que había en Micieces tenían un algo especial que los
hacía más económicos y más prácticos para la cocción del pan. El piso de
separación entre las dos partes del horno, el hogar u hornacha y el cocedero,
estaba comunicado por un agujero o boca en el centro. Las llamas, el humo, el
calor al fin y al cabo, entraba por esa boca al piso superior y se distribuía
uniformemente por todo el horno de cocción. La chimenea o respiradero podía
estar enfrente de la boca del piso superior o junto a ella. Alguien había
discurrido que esa forma de horno de dos plantas era más económica y práctica.
10.
Los
hornos cuadrados, tipo habitación, tienen un problema: no distribuyen el calor
uniformemente por todo el recinto de cocción. Este mismo problema, aunque en
menor grado, se da también en los hornos de bóveda de cañón. Los miciecenses, y
otros muchos pueblos, solucionaron el problema
haciendo sus hornos redondos y en cúpula semiesférica. La Micipedia
─enciclopedia oral miciecense─ no recuerda que en el pueblo haya habido alguna
vez otro tipo de horno de pan sino el redondo y de cúpula semiesférica.
11.
Esta
es la explicación oral de quien hizo más de un horno de pan. Lo único que ha
hecho el escribiente es darlo un poco de forma, sin deformarlo, explicar
algunos tecnicismos y dejar constancia escrita de lo que dijo. ¡Es la Micipedia!
12.
¿Qué
usted no necesita horno de pan, que para eso está el panadero? Pues claro, pero
es que un horno pequeño sirve muy bien para otras cosas: asar un lechazo o un
lechón, hacer galletas y dulces clásicos…, y para algo más servirá, seguro. Y
si escoge buena arcilla, se dará cuenta de que con muy poca leña se consigue la
temperatura adecuada para un buen asado. Pues, eso, que lo disfrute.
Más en estas entradas (hacer click):
- LISTADO DE HORNOS CASEROS DE PAN EN MICIECES.
- EL HORNO DE PAN.
- DÍA DE HACER PAN.
- LA HORNERA.
- LAS OREJUELAS.
- LAS HORAS Y LOS NOMBRES DE LAS COMIDAS.
- TRADICIONES Y RITOS DE LAS COMIDAS.
Antiguas adoberas. En Los Robles. |
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