|
El pendón preside la procesión por el camino de los huertos. |
EL PENDÓN DE MICIECES
Del pendón antiguo,
cuya tela se ha perdido, se conserva la vara o mástil, de características muy
similares a las del actual, aunque algo más fino y menos largo: mide 420 cm. Se
conserva bajo el coro, colgado de sus vigas y atravesado a ellas, al fondo de
la iglesia y junto a la pared.
1.
MEDIDAS
Esta es la ficha del PENDÓN DE MICIECES que se sacaba y se sigue sacando en las
procesiones y en otros acontecimientos:
NOTA: Mirando las
fotos del pendón, da la sensación de que las medidas no están bien tomadas, pues parece que la tela, en comparación al mástil, es
menor que lo que habría de ser para guardar la proporción que las medidas dicen
tener.
Pero las
medidas que se dan son reales y verdaderas: son esas. La sensación de falta de
proporción se debe a que la tela no está bien estirada debido a la postura del
pendón, y por eso parece que es menos alta de lo que realmente es.
2.
TELA
· Es damasco. Dos clases de telas de dos
colores, una en blanco y la otra en rojo carmesí. Ambas tienes los dibujos
propios de la tela damasco.
· Lleva 5 franjas: 2 blancas alternadas con
3 rojas carmesí. Están colocadas en sentido horizontal, estando el mástil levantado
hacia el cielo en vertical. Dicho de otro modo: las cinco franjas o tiras de
los colores son perpendiculares al mástil. Y están cosidas entre sí formando un
único paño o tela.
· Es farpada en corneta: ambos extremos,
superior e inferior, terminan en pico. Y el centro de la parte batiente, la más
alejada del mástil, forma un ángulo cuyo vértice va hacia el centro de la tela,
hacia el mástil.
· No lleva bordado, ni cosido, ni escudo, ni otro
adorno: el color es liso, solo marcado con los dibujos propios de la tela
damasquinada.
· La forma de sujeción de la tela al asta es mediante
una vaina hecha por un dobladillo de la misma tela en su parte no batiente: en
ese hueco o vaina se encaja el mástil.
· Su vuelo tiene suficiente amplitud para flamear
elegantemente y, si hace bastante viento, es muy bonito, aunque peligroso y
difícil de llevar desplegado.
3.
ASTA, mástil, vara o palo
·
Es de pino, u
otra conífera, torneado, y más grueso por la parte inferior que por la
superior.
·
Está suavemente
acanalado desde la base hasta la tela, al estilo de columna jónica.
·
Tiene un enganche
metálico para sujetarlo en cinto o correa.
·
No lleva remos o
vientos para sujeción de ayuda. Pero es posible ponerlos.
·
El mástil o vara
termina en una cruz metálica.
4.
LA CRUZ
· Es de metal blanco.
· Tiene 30 cm. de altura.
· Es una cruz latina y trebolada ─los cuatro extremos de sus palos terminan en
un adorno en trébol─.
· Es de las llamadas celtas, a veces se le dicen
góticas, con un anillo en torno a la intersección de ambos palos. Es de las
usadas en el cristianismo temprano irlandés,
que después se ha venido utilizando en la realización de grandes cruces
monumentales de piedra.
· Tiene de base una casi esfera que empalma con el metal
hueco que encaja en la madera del mástil.
5.
EL CORDÓN
·
Mide de largo 460
cm.
·
Hecho con hilo rojo y amarillo,
torcido en cordón doble. A la mitad se bifurca en dos, separados y formando un
hueco que se adorna de bolas del mismo material, rojas y amarillas, se vuelve a juntar en nudo y llega al final separado
en dos.
·
Termina en unas
borlas sencillas de adorno, aunque más que borlas, son los extremos de ambos
cordones deshilachados.
·
Va unido a la
cúspide del mástil, por debajo de la embocadura de la cruz, con un adorno de bola, tipo pompón, de los mismos
colores.
· Este cordón no sirve de remo o viento que ayude a
sostener el pendón vertical: le faltan unos 66 cm. para, al menos, tener la
altura del mástil. Es, pues, simplemente un adorno.
6. LOS COLORES
El pendón de Micieces tiene dos colores: el rojo
carmesí, o gules, y el blanco. Y están distribuidos en cinco franjas o tiras
horizontales ─perpendiculares al mástil o asta─ cosidas entre sí y colocadas de
forma alterna: tres de rojo carmesí y dos de blanco. Las franjas no son iguales
de anchas: las blancas miden 56 cm.; las
rojas, 52 cm.
Estos colores del pendón son los mismos que figuran en
el escudo ─propuesto─ de Micieces en
sus cuatro cuarteles: rojo carmesí o gules y blanco, dos a dos y de forma
alterna, ajedrezada.
Y es que tanto el escudo como el pendón son una
auténtica lección sobre la historia del pueblo. No son invención moderna, sino
que provienen de su historia más antigua y de los antiguos reinos de León y de
Castilla. Nos remitimos a la explicación que figura en el capítulo del Escudo de Micieces. Los colores están
tomados de lo que fueron pendón y escudo reales y que pasó a identificar el
reino de Castilla, al que ya se había unido definitivamente el de León, con el
rey Fernando III el Santo. El primitivo pendón de León, y el campo de su
escudo, era el blanco. Y el rojo carmesí, gules, arranca de los primitivos
condes castellanos, lo asume definitivamente Alfonso VIII y pasa al pendón y escudo
de los reyes de Castilla. Y es Fernando III quien une definitivamente Castilla
y León y sus escudos y pendones. El pendón de Alfonso VII de León pasó a
representar no solo al rey, sino al reino como tal. Y lo mismo el de Alfonso
VIII de Castilla y el de Fernando III. Fueron los primeros de Europa cuyos
pendones identificaban y representaba a su reino, no solo al rey, al modo de
las banderas de hoy.
Micieces, pues, tiene en su pendón los dos colores
históricos que le remontan a su origen. Nace el pueblo con aquellos emigrantes foramontanos, perteneciendo al reino de
León y bajo los auspicios de los condes ─todavía condes─ de Castilla. Y cuando Castilla nacía, nacía en esta
zona precisamente: valle del Pisuerga y sus aledaños de este y del oeste. Es
lógico que el pendón representativo de este pueblo luzca los colores con los
que nació. Estas tierras pertenecieron durante mucho tiempo a León, pero fue en
y con Castilla donde vivió después y de la que dependió luego, ya para siempre.
También es lógico que recuerde su origen leonés ─dos franjas o bandas blancas─,
pero más lógico es que dé más importancia a su pertenencia a Castilla ─tres
bandas o franjas de rojo carmesí, gules─. Pendón y escudo son una auténtica
lección de historia para los miciecenses. ¡Ojalá no la olviden!
8.
USO DEL PENDÓN
El pendón de un pueblo es su símbolo y
su representación. Y la presencia de cada pueblo está simbolizada allí donde vaya su
pendón. Y viceversa: si el pueblo se reúne, debe estar su pendón presidiendo.
Los que no respetan los símbolos de su propio pueblo, por ejemplo, su pendón, o
su himno, o su escudo, o su bandera donde esta supla al pendón, son ignorantes
de la historia, faltos de educación cívica y abocados también a la falta de
respeto a la gente a la que esos símbolos representan.
En cualquier pueblo el pendón preside
los actos propios del pueblo como tal. Por mor del devenir histórico, la
dejadez, el abandono y la usurpación de funciones, parece que el uso
representativo del pendón ha quedado reducido en casi todos los pueblos a los ritos
religiosos nada más: procesiones, rogativas y similares. También en Micieces.
Fue costumbre que el pendón saliese en
cabeza en todas las procesiones. Con el tiempo desparecieron las procesiones de rogativas, las que estaban mandadas en la liturgia y otras que el pueblo hacía cuando
las necesidades le acuciaban. Y las procesiones, con los santos en andas, se
redujeron en número y en recorrido. Y el pendón del pueblo fue quedando casi
como presencia testimonial en un rincón de la iglesia parroquial. Hoy parece
que las procesiones, las pocas que hay, se pueden dividir en tres categorías
─la liturgia no tiene nada que ver con esta división, pero es real─: las de
primera: son las más largas y bajan al pueblo; las de segunda: solo van
alrededor de la iglesia, no bajan del Altolaiglesia;
y las de tercera: también solo alrededor de la iglesia, pero sin solemnidad. Las
de primera y segunda llevan pendón desplegado abriendo camino y presidiendo.
Las de tercera, no. Y dentro de no mucho tiempo serán todas de tercera, cuarta
o quinta… categoría o clase, si es que se llegan a dar procesiones. Y desde
luego sin pendón. Apenas habrá gente que procesione y no quedarán mozos para
poder llevarlo.
Pero, aunque no se use en procesiones,
rogativas u otro tipo de actos religiosos, ni en eventos o actos que no sean de
carácter religioso, el pendón de Micieces seguirá siendo símbolo de este
pueblo, y quien lo vea, cuando lo vea y donde lo vea, sabrá que Micieces está
ahí presente, aunque sean pocos los miciecenses presentes…
¡Ojalá este escrito sirva para avivar
la conciencia histórica de los miciecenses, el amor y cariño por su pueblo, por
su historia, por su cultura y por los valores que todo eso representa!
(JLR)
No hay comentarios:
Publicar un comentario