EL FINAL DE AQUELLOS VERANOS
El trillar tradicional, con trillo de madera empedrado con pedernal, se fue acabando paulatinamente según iban llegando las máquinas: primero las beldadoras, después las trilladoras... La primera trilladora que vimos en el pueblo fue una que trajo un empresario –creo que Molina, de Osorno– para trillar los quiñones de la zona de los Cotorrillos. Él es el que había traído también maquinaria para roturarlos. En los siguientes veranos fueron apareciendo más trilladoras, unas alquiladas y otras compradas por los labradores del pueblo. Hasta que desapareció totalmente la forma tradicional de trillar.
Yo, de niño, trabajé de trillador en varias eras y en
varios veranos. Lo del trabajo de los niños…, eso vamos a dejarlo para otro
día. Y, la verdad, yo no me arrepiento. Es lo que había que hacer, y nada más.
Y algo aprendí para la vida, seguro. Y todo lo que cuento aquí son experiencias que viví entonces.
A tantos años
de distancia, aquellos veranos se ven con una cierta nostalgia. El sol del
verano castellano sigue aplanando a sus horas, y el cierzo, cuando se enfada,
sigue siendo frío… Pero el verano de hoy
ya no es lo que antes era.
JLR
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