miércoles, 19 de noviembre de 2025

Micieces de Ojeda. EL ABEJO (III). Funerales.

 




 

 EL ABEJO (III). Funerales.

 

 

‒¡Que nadie se acerque al muerto,

ni se le ocurra tocarlo!

Ha de ser la autoridad

que autorice a levantarlo.

 

Y la autoridad llegó

sin tener prisa en el caso,

arregló aquellos papeles

y se fue como un ensalmo.

Y entre el cura y el alcalde

convienen lo funerario.

‒Ya que en Micieces ha muerto,

en Micieces sea enterrado.

Salón del ayuntamiento:

el cadáver es velado.

El pueblo entero ante él

pasa devoto rezando,

y más de una moza llora

y se marcha suspirando.


Al entierro llegan muchos

de los pueblos más cercanos,

que el Abejo tuvo amigos

y amigas por todos lados.

Alguien quería enterrarlo

en el sitio de paganos,

mas el cura dijo: No,

será como buen cristiano.

Y la fosa le cavaron

donde tocaba ese año,

y por no tener dinero,

como pobre lo enterraron,

y en caja de la parroquia

le llevan al camposanto.

                                                                                             

¿Dónde se iría el dinero

por el Abejo robado?

Pues nadie lo preguntó

y nadie nos lo ha explicado.

Rezó el cura por el muerto

y le acompañó a enterrarlo.

Y el alcalde un gran discurso

soltó muy emocionado:

…que si el Abejo era bueno,

incluso también robando,

que ayudaba a muchos pobres

en los momentos más malos,

que el pobrecito murió

como muere el urogallo:

por amor a una mujer

perdió su instinto y su tacto

y en el descuido amoroso

le llegaron los disparos…

 

Nadie olvidó aquel discurso

ni al bandolero enterrado,

y el Abejo en esa tumba

descansó por muchos años.

Alguien le puso una cruz

de madera de castaño

y en ella solo escribió:

“Es Abejo, el Urogallo”.

 

Dicen que por mucho tiempo

aquello fue respetado

y para todos fue aquella

“la tumba del Urogallo”.

Y por los Fieles Difuntos

nunca le faltaron ramos

que, sin saber quién los paga,

todos sospechaban algo.                                                                                                    

Muchos años más acá,

la postguerra está pasando,

tocó abrir aquella tumba,

“la tumba del Urogallo”:

gran curiosidad había

por ver si quedaba algo.

Y algo sí que quedaba:

de huesos, unos pedazos;

tierra roja, algo de barro…

¿De la caja? Fue prestada

para poder enterrarlo. 


El Abejo con su historia

al romancero ha pasado,

y la gente lo tenía

como hechos confirmados.

En Micieces lo contaban

desde los tiempos arcaicos

y lo cantaban con sones

de romance castellano.

 

J. L. R. I. /Octubre-2025



También puedes ver:

- EL ABEJO (I). El nombre.

- EL ABEJO (II). Su muerte.

- EL CUCURUTO.

- Romance de EL CARIÑOSO.

- Romance de EL PEÑARRONDO.

- Romance de EL MOLINO DE GORRÓN.

- Romance de EL MOLINO DE PALAHIERRO.


Y mucho más en:

- CONTENIDOS.

Himno a Micieces de Ojeda