domingo, 22 de enero de 2017

Micieces de Ojeda. MICIECERÍAS: Romance del molino de Palahierro.







Pues entre aquellos pliegos de cordel que me mostraron, había algunos que directamente se referían a Micieces, y otros que, por el contexto, se colige que se referían a zonas cercanas. Todos ellos contaban historias interesantes, o al menos curiosas, que habían pasado hace… no sé cuánto tiempo. Por deferencia me callo el nombre de quien me los entregó. Y solo transcribiré, por ahora, los referidos a los dos molinos desaparecidos (Palahierro y Gorrón), porque sus historias están tan alejadas en el tiempo, que ya nadie puede darse por aludido.


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NOTA ACLARATORIA:

Me he permitido la libertad de corregir algunas palabras en desuso; otras que ya no son biensonantes en nuestros tiempos; no pocas que figuraban mal escritas por errores de imprenta. Y algunos versos que en el poema andaban por libres, o que estaban sueltos, o aparecía como blancos, los he traído hacia el redil de la métrica poética del romance clásico. 
José Luis Rodríguez Ibáñez


ROMANCE DEL MOLINO DE PALAHIERRO

V

 irgen Santa de la Calle,

amparo de pecadores

y Patrona de Micieces,

ilumina estos renglones.

Y cuantos hoy me escucháis,
aprended estas lecciones.
Estad, pues, todos atentos,
porque no hay repeticiones.

          *** *** ***

C
amino del Indiviso,
de Micieces hacia arriba,
a media legua del pueblo,
entre robles y entre encinas,
en el arroyo de un valle
como casa campesina
hubo una vez un molino
con fama de buena harina.
Era herencia que los padres
a sus hijos trasmitían,
y desde tiempos lejanos
su larga historia venía.
Sobre el dintel de la puerta
cual escudo de hidalguía,
una pieza de molino,
un hierro viejo, lucía.
Los que saben de molinos
su sentido conocían.
El palahierro es la pieza
que se empalma por arriba
con el árbol del rodezno
y se encaja en la lavija
de la piedra volandera,
que es la que gira y que gira.
Molineros desde siempre
fueron los de esta familia
y el apellido les viene
de la pieza susodicha.

El molino era furtivo,
de existencia clandestina,
no permitido por ley
y expuesto siempre a requisas.
¿Y por qué los labradores
al castigo se exponían?
Porque era bueno el molino
y hacía muy buena harina.
¡Y era mucho más barata
y más justa su maquila!

         *** *** ***

U
na copla castellana,
con su letra y melodía,
ha quedado en el folclore
y se canta todavía
─aunque perdido el sentido
que antiguamente tenía─.

S
ábado, domingo y lunes
me voy a moler, morena,
al molino de allá arriba.
La molinera es mi amiga
y no me cobra maquila.
Me voy a moler, morena,
al molino de allá arriba.

S
ábado, domingo y lunes
moliendo estuve, morena,
en el molino de arriba.
Dormí con la molinera,
no me cobró la maquila,
que vengo de moler, morena,
del molino de allá arriba.

        *** *** ***

En los tiempos de esta historia
ya molinera no había:
la muerte llevó a la madre
cuando dio a luz a una niña.
¡Y fue para el molinero  
el tesoro de su vida!
Mas el último episodio
que al molino le ocurría
es el que voy a contaros:
escuchad con cortesía.

     *** *** ***

D
ía a día fue creciendo
y moza se hizo la niña.
La hija del molinero
al molinero da vida
y sentido a su trabajo,
y sosiego y alegría.
Y cuantos van a moler,
su presencia siempre admiran…
¡Pero ay de aquel que dijese
que pagaba otra maquila…!
¡O que  tan solo insinuase
cualquier idea ofensiva…!
¡Que el molinero es el padre;
y la molinera, su hija!
Quien quiera en este molino
hacer del grano su harina,
dos normas ha de cumplir
como primeras medidas:
pagar lo que esté marcado
como justo por maquila,
y respetar siempre en todo
del molinero a la hija.
Y los que vienen con grano,
contentos llevan su harina,
y todos cumplen su rol
viviendo su propia vida.
La vida en aquel molino
es feliz, alegre, idílica.

          *** *** ***

M
as la tragedia acechaba
y se presenta un mal día.
Dos cazadores furtivos
el monte aquel recorrían
y al ver el molino en frente,
de pronto se detenían.
El molinero picaba
la muela que gira arriba,
y en la vivienda una joven
trabajaba en la cocina.
Aquellos dos cazadores
están llenos de malicia,
sus corazones rebosan
de lujuria y de lascivia.
Lobeando y al acecho
se acercan a la cocina
y sorprenden a la joven
sin dar lugar a la huida.
Ladran los perros la escena,
de miedo la joven grita,
los pájaros en los árboles
no cantan, sino que chillan,
las cornejas asustadas
graznando vuelan arriba…
El molinero previendo
que algo malo sucedía,
corre a ver qué le sucede
dentro de casa a su hija…
Al asomar por la puerta,
ve a la muchacha tendida,
con las ropas desgarradas,
desmadejada y caída,
enrojecida en su sangre,
sin movimiento y sin vida…
Intenta llegar a ella,
mas algo le cae encima:
el suelo sube a su boca
y se le oscurece el día…

        *** *** ***

A
lguien llama al molinero
o, más que llamar, le grita.
La respuesta es el silencio:
es cosa rara, inaudita.
Y busca por el molino,
por el huerto y cercanías,
y se introduce en la casa,
y se asoma a la cocina:
ve al molinero en el suelo
y a la muchacha tendida,
ambos dos ensangrentados,
con la consciencia perdida…
Agua fría al molinero
echa en la cabeza herida:
y recobra su consciencia
y su mirada perdida.
Consigue al fin levantarse
y va a donde está su hija:
con amor de padre le habla,
y con dolor la acaricia…

        *** *** ***

E
l entierro fue sonado
en el molino de arriba.
Y los pueblos del contorno
hiciéronle compañía.
En la ladera del monte
donde el agua no subía,
de cara a casa y molino
su tumba profunda abrían.
Y la muela que picaba
el molinero ese día,
que es la piedra volandera
de los molinos de harina,
en la tumba la coloca
como losa por encima.
Y aquel viejo palahierro
que era escudo de familia
y en el dintel de la puerta
lo anunciaba y lo lucía,
en el centro de la piedra
llorando el padre ponía
como mejor epitafio
y apellido de familia.
Dos palos hacen de cruz
y la tumba sacralizan.

Disimulando el motivo,
el molinero atendía
a cábalas y sospechas,
comentarios y teorías
que sobre los dos asesinos
la gente del pueblo hacía.
Cuando todos ya se marchan
antes de la anochecida,
el molinero se queda
junto a la tumba de su hija.
Allí se pasó la noche,
allí le amanece el día.
Y el molinero se marcha
por ruta desconocida…

         *** *** ***

M
ás de seis meses pasaron
y aquel molino de arriba
no ha vuelto a moler más grano
y empieza a estar en ruina.
Alguien ha dicho en el pueblo
que el molinero venía.
Otros dicen que ya vive
en el molino hace días.
Quiere la gente mostrarle
su dolor y su alegría,
y decirle que se olvide
y que empiece nueva vida…

      *** *** ***

E
s el merino menor
la autoridad constituida
y visita al molinero
en el molino de arriba.
Hablaron entre los dos:
bien sabréis lo que decían.
─He venido a saludarte
y darte la bienvenida…
─Nada tengo que ofrecerte,
ni siquiera una bebida…
─Como merino te hablo.
Atiende a lo que te diga…
De los seis meses pasados
nada me hables ni digas.
Sabes que ya fueron muertos
los asesinos de tu hija…
Y sabes que su muerte fue
horrorosa y merecida.
Yo no sé si esa justicia
es humana o es divina…
Quizá sea las dos cosas:
recta a la vez que torcida.
El molinero al merino
con ojos húmedos mira,
baja su cabeza al pecho
y muy profundo suspira…
─Ya sabes que tu molino
hace molienda furtiva:
nunca te hemos denunciado
por ser justa tu maquila.
Pero ahora lo ha revuelto
el asunto de tu hija.
Será mejor que te vayas
antes de que la justicia
se persone por aquí
y comience a hacer pesquisas.
Marcha a algún reino lejano
y empieza una nueva vida.
Todos dirán que te fuiste
cuando enterraste a tu hija…
El molinero, callado,
con un gesto ratifica.
Rompe después su silencio,
y al merino le confirma:
─El molino, que se caiga,
que no vuelva a hacer harina.
Me iré lejos, a otro reino,
nadie sabrá de mi vida.
A mi hija me la llevo
en mi  corazón metida.
Los asesinos pagaron
la vileza cometida:
quizá Dios hace justicia
también con letra torcida.

No dijeron más palabras,
ni había por qué decirlas.
Volvió el merino a su casa
sabiendo qué pasaría.
El molinero en la suya
recogía la mochila.
Luego se acercó a la tumba
y se puso de rodillas.
Ya la claridad del alba
anunciaba un nuevo día.
Acariciando la piedra,
dice en voz queda a su hija:
─En el corazón te llevo:
en paz descansa, mi niña.
Dos lágrimas le brillaban
cuando de pie se ponía.
Y empieza a andar el camino
que lejos le llevaría.

      *** *** ***

PARA MICIECENSES DE HOY:

En el Palahierro de hoy
no hay señal indicativa
de lo que pasó hace tiempo,
El palahierro.
ni del molino de harina.
Mas valle y arroyo llevan
topónimo que apellida
oficio de molinero,
y que llevó una familia:
es palahierro una pieza  
de los molinos de harina.

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