LA FIESTA DE SANTA BRÍGIDA
PALENCIA
05.02.11 - 00:29 -
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Micieces de Ojeda ha recuperado una de sus tradiciones más populares, que
era la que se celebraba la noche de Santa Brígida, el 1 de febrero. Los mozos
se reunían para voltear las campanas durante toda la noche, después de cenar lo
que previamente habían recogido de la generosidad de los vecinos. Pero, sobre
todo, era una noche de contar historias, hazañas y recuerdos.
Es muy diversa la interpretación que se da a esta noche. Para unos, es la
cristianización de un tradicional culto celta que tenía que ver con los fenómenos
naturales, especialmente las tormentas, y también con el renacer de la
naturaleza. El toque de campanas para ahuyentar las tormentas es algo que ha
perdurado. Para otros, es la celebración religiosa de la santa sueca que vivió
en el siglo XIV y cuya devoción se extendió por toda Europa a finales de la
Edad Media.
Este año, Micieces ha querido recuperar esa noche, con toque de campanas,
cena y charla animada como antaño, en torno a lo que más ha tenido repercusión
en el año finalizado.
La idea de esta recuperación no ha sido tanto por nostalgia del pasado
cuanto por tener una ocasión más de mirar al futuro, según indica el alcalde de
Micieces, Jerónimo Bravo. «La crisis, por negra que parezca, podemos
convertirla en una oportunidad», añade.
En el artículo del "El Norte de Castilla" se cita a "la santa sueca", cuando en realidad debería referirse a la "santa irlandesa".
No es raro que se las
confunda, aunque haya una diferencia de unos ocho siglos y medio entre sus
vidas. SANTA BRÍGIDA, VIUDA, la sueca, es más conocida:
tuvo más actividad pública, más relación con el poder, el papado, los
gobiernos, vivió más acá en el tiempo, y en Roma… Pero el día 1 de febrero es
la festividad de SANTA BRÍGIDA, VIRGEN Y
ABADESA, la irlandesa, mucho más
antigua y casi perdida en la nebulosa del tiempo.
Y es la BRÍGIDA irlandesa la que se celebra en Micieces. Tradicionalmente ha sido
siempre más relacionada con las cosas y fuerzas oscuras, misteriosas y mágicas
de la naturaleza, de la tierra, de los tiempos, de las estaciones… Quizá más en
consonancia, sobre todo para la mente hispana de los tiempos antiguos, con ese
mundo de penumbra y misterio nórdicos. Y el calendario católico, además, no
modificó la fecha del día de su fiesta.
Había un dicho o refrán
para este día 1 de febrero: “Por Santa
Brígida, resucitan las culebras”.
Tengo un cierto recuerdo de que, cuando
oíamos de niños tocar las campanas en esa noche, nos daba una especie de
repelús, o algo así, al pensar que el sonido de las campanas era la señal para
que las culebras pudiesen empezar a salir de sus escondrijos. Y, en nuestro
entorno, las culebras nunca fueron animales agradables ni queridos. Y con toda
la lógica infantil a veces decíamos:
¾¿Y por qué
tocan las campanas? Mejor no tocarlas y que sigan durmiendo todo el año…
¾Es que -y siempre había una contestación más
lógica que la de los niños- también hay otros animales y plantas a
los que hay que despertar…
El cristianismo cristianó no pocas tradiciones paganas,
las hizo suyas y las potenció desde el punto de vista cristiano. Como se dice
en la noticia arriba copiada. Pero esta santa
Brígida no es la sueca, sino la irlandesa.
Recordemos otro refrán
castellano: “En febrero busca la sobra el
perro; y en marzo, el amo”. El sol tiene ya bastante fuerza en nuestras latitudes
y los animales de sangre fría, como los reptiles, empiezan a despertar de su
letargo invernal. Así que sí, que “por santa Brígida resucitan las culebras”.
(JLR)
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