lunes, 13 de octubre de 2025

Micieces de Ojeda. EL ABEJO (I). El nombre.





EL ABEJO


           Las comarcas de La Ojeda, El Boedo, La Valdavia… no fueron tierra de bandoleros y, mucho menos, de bandidos. Pero por ellas sí pasaron algunos que dejaron su recuerdo en la memoria de las gentes: El Cariñoso, El Peñarrondo, El Abejo…Y en las noches de invierno, al calor de la churaca, se contaban y cantaban los romances con sus historias y aventuras, muchas veces, corregidas y aumentadas.

           Estas historias fueron pasando de una generación a otra en forma oral, en los pliegos de cordel o en los romances de ciego que se vendían por todos los pueblos.

         Aquí está la historia de El Abejo. ¿Cuándo sucedió? ¿Es verdad lo que se cuenta de él? Pues… quien lo cuenta y quien lo escribió no lo dice.




EL  ABEJO  recorría

caminos de bandolero, 

                                               muchas veces perseguido,

otras de simple paseo.

Buena estampa, bien curtido,

a caballo caballero,

educado, trato fino,

y tenía en cada pueblo

cuasi novia declarada

más otras sin él saberlo.

Era todo un personaje

y todo un buen bandolero…

al que acompaña la fama

                                               de héroe de romancero

que, además, ayuda al pobre

quitando al rico el dinero.

Pues esa fama tenía

al que llamaron Abejo. 

Era un nortepalentino

sin saber cuál es su pueblo,

y bajaba hasta la Ojeda,

la Valdavia y el Boedo,

y a veces iba a otras zonas

sin definir, y muy lejos.

Guardia civil caminera

                quería cogerle preso

y siempre se les fugaba

en el último momento.

En cada pueblo se cuentan

aventuras del Abejo,

disparatadas algunas,

las otras de romancero.

Desde tiempo inmemorial

están en los cancioneros

circulando sin censura

entre las gentes de pueblo

como pliegos de cordel

o cantadas por los ciegos.


Pocos sabían su nombre

ni de bautismo ni censo,

pero sabían porqué

le llamaban El Abejo.

Era en tierras de Micieces

y venía de muy lejos,

bajaba por la Tejera,

pues venía del Boedo,

por el camino que dicen

del valle de Palayerro,

con las alforjas bien llenas

montado en caballo negro.


La pareja de tricornios:

¡Date preso, bandolero!

le gritan desaforados

y amenazan abrir fuego.

Y entre robles y carrascas

desaparece al momento,

y en un colmenar se meten

jinete y caballo negro.

Dicen que el tio Zacarías

fue su dueño en otro tiempo.

En el terreno delante

de los hornillos mieleros,

hay colgando de una rama

una enjambre cual frutero:

echando están las enjambres,

porque de echar es el tiempo.

                                              Son pacientes los dos guardias,

y él se impacienta primero,

y se decide entregar

para salir del aprieto.

Mas ha cogido un escriño

y en él enjambra con tiento

esa enjambre que esperaba

de su reina el movimiento.

Sin bajarse del caballo,

con signos de rendimiento,

se acerca a los del tricornio

y les ofrece su cesto

sin ellos tener sospecha

                                               de lo que lleva por dentro.

Quita la tapa al escriño,

lo agita con dos tanteos

y de golpe lo vacía

                                               en los guardias camineros:

con gritos y maldiciones,

con carreras y aspavientos

quieren aquellos dos guardias

ahuyentar a los insectos…

                                              Y cuando ya se dan cuenta,

picados sus ambos cuerpos,

el jinete se ha esfumado

picando espuelas al negro.

Baja al valle y al galope

rodea al monte Isarnedo

y, cual si del Indiviso,

entra triunfante en el pueblo.

Y en la cantina se mete

saludando y sonriendo.

 

Mucho más tarde llegaron

los dos guardias camineros

buscando un poco de ayuda

para aliviar sus tormentos.

Con las sonrisas burlonas

y a la autoridad respeto,

escuchan a los tricornios

y curan sus picoteos…

Mientras tanto ya está lejos

aquel dicho bandolero.

Se divulgó la noticia

y se comentó el suceso,

pasó a pliegos de cordel

y lo cantaron los ciegos…

Desde entonces para siempre

el bandolero es Abejo.

 

Creció su renombre y fama

en las gentes de los pueblos:

decían que desde joven

fue un honrado bandolero

de los que al rico robaba

y daba al pobre el dinero.

Y si alguna mala acción

cometía por exceso,

es que impartía justicia,

la justicia de El Abejo.

Y en cada pueblo tenía

una novia por lo menos,

y las gentes más sencillas,

cantaban su romancero.

Si la guardia caminera

se lo llevaba bien preso,

pronto por fas o por nefas

estaba de nuevo suelto.

 

Esta historia me contaron

en las veladas de invierno

contaban el romancero

con las historias cercanas

de los más cercanos pueblos.


                                         (José Luis Rodríguez Ibáñez).





Puedes ver también:

- EL BANDOLERO PEÑARRONDO.

- EL BANDOLERO "EL CARIÑOSO".

- EL CUCURUTO.

- ROMANCE DEL MOLINO DE PALAHIERRO.

- ROMANCE DEL MOLINO DE GORRÓN.


Y más sobre Micieces en:

- CONTENIDOS.







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Himno a Micieces de Ojeda