EL ABEJO
Las comarcas de La Ojeda, El Boedo, La Valdavia… no fueron
tierra de bandoleros y, mucho menos, de bandidos. Pero por ellas sí pasaron
algunos que dejaron su recuerdo en la memoria de las gentes: El Cariñoso, El
Peñarrondo, El Abejo…Y en las noches de invierno, al calor de la churaca, se
contaban y cantaban los romances con sus historias y aventuras, muchas veces,
corregidas y aumentadas.
Estas
historias fueron pasando de una generación a otra en forma oral, en los
pliegos de cordel o en los romances de ciego que se vendían por todos los
pueblos.
Aquí está la
historia de El Abejo. ¿Cuándo sucedió? ¿Es verdad lo que se cuenta de él? Pues…
quien lo cuenta y quien lo escribió no lo dice.
EL
ABEJO recorría
caminos
de bandolero,
otras
de simple paseo.
Buena
estampa, bien curtido,
a caballo caballero,
educado,
trato fino,
y
tenía en cada pueblo
cuasi
novia declarada
más
otras sin él saberlo.
Era
todo un personaje
y
todo un buen bandolero…
al que acompaña la fama
que,
además, ayuda al pobre
quitando
al rico el dinero.
Pues
esa fama tenía
al que llamaron Abejo.
Era
un nortepalentino
sin
saber cuál es su pueblo,
y
bajaba hasta la Ojeda,
la
Valdavia y el Boedo,
y
a veces iba a otras zonas
sin
definir, y muy lejos.
Guardia civil caminera
y siempre se les fugaba
en
el último momento.
En
cada pueblo se cuentan
aventuras del
Abejo,
disparatadas algunas,
las otras de romancero.
Desde tiempo inmemorial
están en los cancioneros
circulando sin censura
entre las gentes de pueblo
como pliegos de cordel
o cantadas por los ciegos.
Pocos sabían su nombre
ni de bautismo ni censo,
pero sabían porqué
le
llamaban El Abejo.
Era
en tierras de Micieces
y
venía de muy lejos,
bajaba
por la Tejera,
pues
venía del Boedo,
por
el camino que dicen
del
valle de Palayerro,
con
las alforjas bien llenas
montado
en caballo negro.
La pareja de tricornios:
‒¡Date
preso, bandolero!
‒le
gritan desaforados
y
amenazan abrir fuego.
Y
entre robles y carrascas
desaparece
al momento,
y
en un colmenar se meten
Dicen
que el tio Zacarías
fue
su dueño en otro tiempo.
En
el terreno delante
de los hornillos mieleros,
hay
colgando de una rama
una
enjambre cual frutero:
echando
están las enjambres,
porque
de echar es el tiempo.
y
él se impacienta primero,
y
se decide entregar
para
salir del aprieto.
Mas
ha cogido un escriño
y en él enjambra con tiento
esa enjambre que esperaba
de
su reina el movimiento.
con
signos de rendimiento,
se
acerca a los del tricornio
y
les ofrece su cesto
sin
ellos tener sospecha
Quita
la tapa al escriño,
lo
agita con dos tanteos
y
de golpe lo vacía
con
gritos y maldiciones,
con
carreras y aspavientos
quieren
aquellos dos guardias
ahuyentar
a los insectos…
picados
sus ambos cuerpos,
el
jinete se ha esfumado
picando
espuelas al negro.
Baja
al valle y al galope
rodea
al monte Isarnedo
y,
cual si del Indiviso,
entra
triunfante en el pueblo.
Y en la cantina se mete
saludando
y sonriendo.
Mucho
más tarde llegaron
los dos guardias camineros
buscando
un poco de ayuda
para
aliviar sus tormentos.
Con
las sonrisas burlonas
y
a la autoridad respeto,
escuchan
a los tricornios
y
curan sus picoteos…
Mientras
tanto ya está lejos
aquel
dicho bandolero.
Se
divulgó la noticia
y
se comentó el suceso,
pasó a pliegos de cordel
y
lo cantaron los ciegos…
Desde
entonces para siempre
el
bandolero es Abejo.
Creció
su renombre y fama
en
las gentes de los pueblos:
decían
que desde joven
fue
un honrado bandolero
de
los que al rico robaba
y
daba al pobre el dinero.
Y
si alguna mala acción
cometía
por exceso,
es que impartía justicia,
la
justicia de El Abejo.
Y
en cada pueblo tenía
una
novia por lo menos,
y
las gentes más sencillas,
cantaban
su romancero.
Si
la guardia caminera
se
lo llevaba bien preso,
pronto
por fas o por nefas
estaba
de nuevo suelto.
Esta historia me contaron
en las veladas de invierno
contaban
el romancero
con las historias cercanas
de los más cercanos pueblos.
(José Luis Rodríguez Ibáñez).
Puedes ver también:
- ROMANCE DEL MOLINO DE PALAHIERRO.
- ROMANCE DEL MOLINO DE GORRÓN.
Y más sobre Micieces en:
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