Y es que algunos bandoleros que pudieron pasar por las Ventas de Micieces, también tenían su corazoncito... Y se enamoraban... Y prometían... Y alguien les esperaba.
A veces, la historia tenía un final feliz. Otras, terminaba en "tragedia romántica".
Este es el romance de "El Cariñoso":
ROMANCE DE "EL CARIÑOSO"
E
|
l Cariñoso
a caballo
vendrá desde su
montaña
y a la venta
llegará
en la tarde o
en la mañana,
o quizá venga
de noche
porque así no lo
delatan.
Mira que mira
la niña
asomada a la
ventana…
El famoso bandolero,
es mozo de buena
planta,
agraciado,
entretenido,
hermoso de
cuerpo y cara.
Las muchachas
se le rinden
en el llano y
la montaña,
y las mujeres
maduras
suspiran dentro
del alma.
y nunca promete
nada,
sino el amor
semieterno…
mientras otra no
llegara.
¡Que por algo El
Cariñoso
con mucho
acierto le llaman.
Cuando le vio
el primer día
se quedó como
pasmada:
chiribitas en
su ojos
de continuo le
brillaban.
Todos los días
le espera
asomada a la
ventana.
Cualquier sonido
le altera,
y el ruido le
sobresalta,
y hasta el
rumor de la brisa
que en el árbol
se acompasa
es galopar
anhelado
de los caballos
en marcha.
─Conmigo te llevaré
cuando seas ya muchacha…
─Mi niña, olvídate de ese,
que no es vida pa’casada…
La niña espera
que espera
mirando por la
ventana…
E
|
l tiempo se fue
pasando
con visitas
espaciadas
del Cariñoso
a la venta
que en lo alto
se levanta.
Mira que mira
la moza
asomada a la
ventana…
Y el horizonte
en redondo
otea mientras soñaba:
─Si viene desde Micieces,
del sur vendrá, tierra llana;
pero si viene del este,
eso es Olmos y comarca;
y si de Quintanatello,
viene desde su montaña;
mas si de Payo viniera,
es porque en el oeste estaba.
¿Por dónde llegará el jinete?
─se pregunta ensimismada
mirando a los
cuatro puntos
desde la alta
ventana.
Y recuerda la
promesa
que le hizo, ya
muchacha:
─Cuando sea luna llena,
la luna llena de Pascua,
a por ti vendré una noche
Seremos allí felices,
y esta mi vida arrastrada
la dejaré para siempre
y viviré vida honrada…
El Cariñoso no vino
aquella noche de
pascua.
Luna llena hubo
en el cielo
y la noche fue
muy larga…
Ni volvió en
día ni en noche
de aquella luna
de pascua…
Ni volvieron a
la venta
El Cariñoso y su banda…
P
|
or el valle del
Burejo
bajan voces
asustadas,
y se extienden
por la Ojeda,
el Boedo y la
Valdavia.
Las noticias
han nacido
allá arriba en la montaña,
pero llegan muy
de prisa
también a las
tierras llanas.
Hace un recodo
el camino
que viene de la
montaña.
Se oye trote de
caballos
en esa noche
alunada.
─¡Alerta, carabineros,
en esta noche de pascua!
Las capas de
verde oliva
van ceñidas a
la espalda,
los tricornios
charolados
entera la
frente tapan,
y las armas en
la mano
dispuestas y preparadas…
Los guardias, bien
escondidos,
les tienden una
celada:
en ella caen, inocentes,
El Cariñoso y su banda.
¡Ni defenderse
pudieron,
ni escaparse
los dejaban!
No pudieron
apresarlos
en ocasiones
pasadas,
pero estaba
enamorado
y olvidó la
vigilancia,
y por eso lo
apresaron
cual a urogallo
que canta
sin darse
cuenta de nada.
Los carabineros
llevan
al Cariñoso
y su banda
aherrojados
ante el juez,
que de
inmediato aplicaba
la justicia más
severa:
a muerte los
condenaba
sin que pudieran
tener
de perdón una
esperanza.
L
|
a moza se hizo
mujer,
y una mujer
bien plantada:
mas sigue mira
que mira
asomada a la
ventana,
y sigue espera
que espera
a la luna de la
pascua
soñando siempre
en caminos
que llevan a la
montaña…
¡Tantas veces esperó…,
y otras tantas
esperara…!
La espera se le
hace dura,
más cada día
que pasa,
se le han secado las lágrimas…
─Mi niña, vente a comer…
Pero la niña ya
no habla…
─Mi niña, vente a cenar…
La niña ya no hace
nada,
sino mirar a lo
lejos
asomada a la
ventana,
vigilando por
si viene
aquel en quien
sueña y ama…
L
|
a luna, luna
redonda,
se asoma por la
ventana.
La mujer la
mira mira
con ojos de
enamorada.
La luna se
cuela dentro
y en su regazo
descansa.
Y la mujer la acaricia
y besa rayos de
plata.
Por los tejados
ulula
una lechuza muy
blanca:
guarda silencio
de pronto
y se posa en la
ventana…
Ulula otra vez, y emprende
el vuelo hacia
la montaña
mezclándose con
los rayos
de aquella luna
de pascua.
Cuando ya se
hizo de día
y fueron a
despertarla,
solo
encontraron su cuerpo
mirando por la
ventana:
frío estaba
cual rocío
caído aquella mañana.
─¡Mi niña se me voló…!
¡En paz, mi niña, descansa…!
D
|
esde entonces corre
el dicho
de que en la
venta un fantasma
de mujer oculto
vive
y asoma por la
ventana
las noches de
luna llena
y alguna noche estrellada.
Dicen que mira
a lo lejos,
y siempre hacia
la montaña.
Dicen que solo la
ven
cuando la luna es
de pascua.
Dicen que a
veces cabalga
en un caballo
de plata.
Dicen que no
pocas veces
un jinete la acompaña…
Dicen que dicen
y dicen…
José Luis Rodríguez Ibáñez
─Enero, 2016─
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