TOQUE DE
PROCESIÓN
Antiguamente había muchas procesiones en
el pueblo, la de cada santo que tenía imagen
en la iglesia y
las otras más oficiales u oficializadas en la liturgia. Se han ido reduciendo
al ritmo que la liturgia ha ido evolucionando y al ritmo que ha ido cambiando y
disminuyendo el sentido religioso de las gentes, no solo de este pueblo. Pero todavía
hay procesiones religiosas y se siguen tocando las campanas en las que se
hacen, cuando hay quien las toque.
El toque de procesión, o en la
procesión, es un toque alegre. Se solía hacer volteando las campanas, las dos grandes.
En casos especiales, fiesta grande y campaneros suficientes, se llegaban a tocar los campanillos también. El
toque era por volteo en el que, para que sonase bien y fuese como debía de ser,
campanas y campanillos habían de ir acompasadas entre sí. Se tocaba durante
toda la procesión, desde que empezaba hasta que el cura, que la cerraba,
entraba en la iglesia. Y todo seguido, sin parar, menos cuando los campaneros
se paraban a descansar, pero, desde luego, sin ningún control de tiempos ni de
reloj. Algunas veces y debido a la impericia, falta de fuerza u otra cualquier
razón, en vez de tocar por volteo, se tocaba por repique imitando la forma del
toque de volteo. Pero no era lo mismo y los fieles que iban en la procesión se
daban cuenta de la forma del toque y lo disimulaban con una sonrisa.
El toque de procesión, o durante la
procesión, era un toque de alegría que acompañaba al santo, o al motivo
religiosos que fuese, y a los fieles. En las procesiones solo había banda de
música, o quizá solo dulzaina y tamboril −dejémoslo simplemente en música en
directo− el día de la fiesta mayor, en la procesión del Sagrado Corazón, que se
suprimió con el tiempo, y en alguna otra ocasión aislada, esporádica y rara.
Por eso el toque de campanas sonaba a solemne y daba a la procesión más
consistencia que los tradicionales cánticos del pueblo. Además, dejaba a la
gente más libertad para hacer los comentarios que siempre se suelen hacer en
estos casos.
Ya son pocas las procesiones que se
hacen y no en todas, ni durante toda la procesión, se pueden repicar o voltear
las campanas. Entre otras cosas porque no hay gente joven que lo haga.
(JLR)
(Foto: Rosa M. Luis. V.) |
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