Allá por 1965 apareció en la tele la familia Telerín. Era la señal para que los niños se fueran a la cama. En verano aparecía a las 9,00 p.m. y en invierno a las 8,30 p.m. La familia Telerín era la salvadora de los padres: cuando sonaba el "Vamos a la cama...", todos los peques desfilaban a su camita. Sin protestar mucho, sin derecho a reclamo. Salieron los Telerín y no había nada más que hablar. Por supuesto que tenían más poder de convencimiento que los "rombos".
Pero, ¿y antes de los Telerín"? ¿Y antes de la tele? En cada familia se las arreglaban para mandar a los niños a la cama sin que protestaran mucho. Cada quien tenía su rutina. En mi casa, a la hora de dormir, recitábamos esto que puede ser oración, himno y hasta declaración de principios ( o de finales, porque se acabó el día):
AL ACOSTARSE
Llega la noche:
vamos a la cama,
vamos a dormir.
madre de San Agustín
acoge nuestras almas
que nos vamos a dormir.
....... lleva la
manta
la ...... lleva el
candil
y ...... va en el
medio
porque se quiere dormir.
Una familia hermosa
de tres hermanos,
siempre nos hemos querido
como cristianos.
¡Qué educación tan buena
de nuestros padres,
la llevamos en el alma
sin olvidarles.
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