EN LA TEJERA
Pues
érase una vez que… Una madre y sus dos hijos, todavía niños, se fueron a
escavar patatas a un quiñón de la Tejera. Hacía calor, el arroyo aquel debía de
venir seco o casi, no tenían agua y sí sed, sobre todo los niños. La madre les
mandó que fueran a por agua a la fuente…
-¿Y
dónde está la fuente?
-Pues
allá arriba. Seguid el arroyo, que no os perdéis.
-Pero
si a mí me veis todo el rato, durante todo el camino… ¿No veis aquellos
árboles? Pues allí está la fuente. Venga, no tengáis miedo que no hay nadie por
aquí… Mientras, yo voy haciendo más labor…
Y
pensaban los dos niños: “Ese es el
problema, que no hay nadie por aquí…”. Pero fueron. A veces cantando, por
eso del miedo, o, decían, para ahuyentar a las culebras… Y llegaron a la fuente
y se dispusieron a llenar la botella de agua. Pero hete aquí que, cuando ya
estaban agachados para coger el agua, vieron dos alpargatas colocaditas una
junto a la otra, tan bien puestas en lo seco, que pensaron: “Aquí hay alguien escondido…”. Y solo
con mirarse, se pusieron de acuerdo, y… pies para qué os quiero: corrieron
cuesta abajo en busca de la madre.
-¿Pero
qué os ha pasado?, preguntaba asustada…
Y
entre palabras y suspiros por las prisas y carrera, le contaron lo que habían
visto: las alpargatas, que estaban colocaditas, secas, bien puestas esperando a
alguien…, que alguien había por allí…, que, seguro, estaba detrás de las matas
escondido…, que…
Y
la madre los tranquilizó, se sentaron, tomaron aire y se fueron los tres hasta
la fuente… Y allí estaban las alpargatas… igual que cuando las habían visto
antes los niños. La madre reía, y hasta se asomó, con ellos pegados a su falda,
al camino de Báscones que estaba arriba, allí mismo… Al final los tres reían…
Pero aquellos dos niños nunca más volvieron a subir solos a la fuente de la
Tejera.
Y la fuente del Valle de la Tejera sigue dando su hilito
de agua. Pero ahora está “urbanizada”, preparada para recibir la visita de
quienes quieran merendar tranquilamente entre los pinos.
(JLR)
- UNA CASA EN CALDA.
- PESCADORES FURTIVOS.
- LOS CANGREJOS DE MICIECES.
- LAS TRUCHAS DE MICIECES.
- CUANDO CASTILLA NACÍA.
- TU-CIECES, MI-CIECES.
- AL ACOSTARSE.
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