Uno de los grandes inventos culinarios en relación a la
patata es la tortilla. ¡De patata, claro! Una receta genuinamente española que
forma parte de todas las gastronomías comarcales y regionales de España, hasta
el punto de que hoy internacionalmente se la conoce como
tortilla española. Dicen que fue el general Zumalacárregui en las
guerras carlistas a quien se le ocurrió eso de la tortilla de patatas para
calmar el hambre de sus soldados. Como decía Pérez Lugín, es uno de los platos
más inteligentes de la historia de la cocina mundial. A nadie se le había
ocurrido antes el unir las patatas con
los huevos y freírlo todo junto. Hoy forman parte de un exquisito plato, que
admite muchas variantes y muchos otros ingredientes, a gusto e imaginación del
buen cocinero, pero que nunca debe olvidar que lo esencial en este plato son
las patatas y el huevo, juntos, revueltos y fritos en aceite. Fue a mediados
del siglo XIX cuando la tortilla de patatas se difundió por casi toda España.
EL PUCHERO
Para que la patata cocida se deshaga en el puchero y
quede pastosa, deshecha, como harina, ha de ser cortada de una forma especial.
Tiene su explicación científica. Se inicia el corte, pero no se termina: con la
ayuda del cuchillo ya metido en la patata, se troncha el trozo, ─tronchar es
sinónimo de cascar, chascar, quebrar, romper─, pero el cuchillo no corta
totalmente el trozo. De esa forma las células del almidón se desmoronan por sí
mismas con la cocción y los trozos de
patata quedan deshechos en la olla o puchero al cocerse. Si cortas cada trozo
de patata totalmente con el cuchillo, quedará cocida, sí, pero con sus trozos
enteros, como trozos de nabo, según el dicho popular, es decir, quedarán
enteros, aunque estén muy bien cocidos. ¡Y el caldo no será sino agua más o
menos limpia! De la otra forma el caldo es lechoso, más espeso gracias al
almidón y la fécula que se deshacen en él. La fórmula de cortar totalmente el
trozo de patata se suele usar cuando se cuece para ensaladilla, pero no para
patatas cocidas que se han de comer como plato de cuchara.
En nuestro pueblo, a la patata nunca se le llamó papa. Ese nombre llegó con la
globalización del lenguaje que hace la tele y otros medios de cultura o de
comunicación. La patata es patata, y nada más. Aunque se respeta el nombre de papa que en otras latitudes dan al mismo
tubérculo.
En
Micieces no se suelen pelar las
patatas, ni su corteza se convierte en peladuras. Aquí las patatas se mondan y su corteza se convierte en las mondas ─a veces y por exceso de
corrección lingüística se las llama también
mondejas o mondaduras─, propias para
alimentar a los animales, especialmente a los cochinos.
JLR
Puedes ver también en "Micieces, ¿pueblo patatero?":
Y más sobre Micieces en:
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