A los niños se
nos caían los dientes, como a todos los niños del mundo de todas las épocas y
de todos los lugares. Eso no era problema. Cuando se movía el diente de leche,
se tenía paciencia, que ya caería. O se le arrancaba. Si estaba duro, un hilo
servía para arrancarlo. Y no había ratoncito Pérez. Sería que como tiene la
casa en Madrid, no podía viajar a los pueblos…
Pero las muelas,
eso era otro cantar. Lo mejor, decían, para calmar el dolor, era emborracharla:
un buchito de coñac o de orujo y retenerlo
en la muela que dolía. Y si no había remedio, lo mejor era atar un hilo por una
punta a la muela que dolía, y el otro extremo atarlo al picaporte o agarradero
de una puerta y, luego, ¡zas!, cerrar de golpe dando un buen portazo: salía la
muela echando lech… Yo lo vi en un amigo: y sí, la muela salir, salió echando…
todo lo que tenía que echar, pero casi se lleva la cabeza a la que estaba
pegada…
El sarampión,
las paperas… y otras enfermedades llamadas infantiles las pasamos todos, con
mejor o peor fortuna. Y los que las pasamos, aquí estamos para poder contar que
las pasamos. El caso es que yo recuerdo muy pocos entierros de niños del
pueblo. Casi me atrevería a decir que las cifras de mortalidad infantil no
llegaban al baremo medio que se señala para aquella época.
Recuerdo un jarabe que yo tomé alguna vez, yo no sé para qué era, ni por qué lo tomaba: era de algo así como derivado de hígado de bacalao. A mí el dichoso jarabe me repugnaba, aunque seguro que era bueno y efectivo. Pues todavía, cuando veo un papel del color del papel aquel que lo envolvía, me viene a la garganta el sabor del dichoso jarabe, y me sigue repugnando.
Puedes ver también:
- REMEDIOS CASEROS (I). "...que un día os vais a matar..."
- REMEDIOS CASEROS (II). Quemaduras, dolor de muelas, catarro...
- REMEDIOS CASEROS (III). Las inyecciones, los oídos, la tripa...
- HIMNO A MICIECES.
- ESCUDO DE MICIECES.
Otras historias en CONTENIDOS: Historias de Micieces.
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