domingo, 21 de diciembre de 2014

Historias de Micieces de Ojeda: REMEDIOS CASEROS (III). Las inyecciones, los oídos, la tripa...


REMEDIOS CASEROS (III)
(JLR)

Por aquel entonces ponerse una inyección de penicilina era un sueño, además imposible de soñar. (Al Dr. Fleming le dieron el Nobel de medicina el 1945, cuando ya se producía la penicilina en cantidad…).

 A España ya habría llegado, seguro, pero con cuentagotas y a precios imposibles para las gentes pobres de los pueblos… 
Así que, si tenías una infección de oídos, por ejemplo, remedio casero: unas gotas de aceite caliente, paños calientes, alguna tisana para calmarte el dolor… Yo siempre padecí de los oídos y sé muy bien lo malo que es el dolor de oídos… Una vez me hablaron de un remedio seguro: debería echarme en el oído dolorido leche del pecho de una mujer que estuviera amamantando a su hijo. Me decían que la leche materna tiene algo que cura enfermedades… y no sé cuántas cosas más.
-Pues vete a la prima que te eche unas gotas de leche en el oído…

La verdad, nunca nos dio vergüenza el ver cuando la madre, o cualquier otra madre, daba de mamar al niño. Pero eso de ir a que te echen leche en el oído…, eso era otra cosa. Y, naturalmente, no me atreví y no fui, y eso que la tal prima era vecina y vivía pared por medio. 
Así que sigo con el oído estropeado y no tuve la experiencia de si esa medicina servía o no… Claro, cuando uno es ya mayor piensa que una buena sordera da mucho de sí y permite no oír algunas cosas que no interesan…

Otro de los remedios para dolores o males relacionados con el vientre, la barriga, las tripas, eran las infusiones, sobre todo la manzanilla y el té.
 La manzanilla se recogía en las praderas del pueblo en la época debida. El té era de los que se llaman de piedra, de monte, no de lo que se vendía y procede  del árbol o arbusto del té. En la zona de la Peña (montañas de Cervera) había muy buen té de montaña, o de piedra. En Micieces había un lugar donde se daba con cierta abundancia. La fuerza de este té está sobre todo en la flor, no en la hoja como en el té de árbol. Muy acá en el tiempo también  se utilizaban las infusiones de poleo.

 Pero antes, el poleo solo se utilizaba para apartar a las abejas cuando se las cataba, decían que por su olor. También vi en algunas casas infusiones de tila, de ortiga, de laurel, de amapola.

Pero si te dolía la tripa (sic), ya sabías el remedio usual: una manzanilla o un té… Y darle tiempo, que ya se pasaría el dolor. Todavía quedan resabios en las gentes que antiguamente fuimos niños de que el té y la manzanilla son para los enfermos…


















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