lunes, 14 de agosto de 2023

Micieces de Ojeda. EL "MINUTO" Y EL "SEGUNDO" DEL TIO PEPÍN. Asnos de Micieces.

La caseta del tio Pepín.

 









EL "MINUTO" Y EL "SEGUNDO" DEL TIO PEPÍN.


A media legua del pueblo,

camino del Indiviso,

Camino del Indiviso.

embocando a Palahierro,

a su arroyo, y junto al río,

en una tierra campera,

allí el señor Pepín hizo

su huerta, la era y caseta

porque pudo y porque quiso.


“La caseta de Pepín”

es topónimo admitido

por el pueblo de Micieces

en vez de los más antiguos.

Y para el señor Pepín,

Honorato de bautismo,

era a la vez su chalet,

y de veraneo su sitio,

escape de alguna gente,

de silencio y de retiro…

y del trabajo en verano

porque lo hacía allí mismo.

Para el traslado diario

desde el pueblo hasta aquel sitio,

el tio Pepín se compró

un simpático borrico.


Yo le llegué a conocer

dos en los tiempos idos

con sus nombres apropiados,

sonoros y bien bonitos:

al uno llamó Minuto,

al otro Segundo dijo.

La caseta.

Y no sé cuál fue primero,

ni de aquel cambio el motivo.

Si antes en un Minuto

llegaba Pepín al sitio,

con el otro en un Segundo

se presentaba allí mismo.

Quizá era a la viceversa,

y confundo yo su sino:

es que eran parecidos

en tamaño y colorido

y el tiempo hace que iguales

me sean ambos pollinos.


Caballero en su Minuto

va Pepín por el camino,

cabalga hacia su caseta

camino del Indiviso.

Desde detrás de zarzales

que hacen refugio escondido,

una lluvia de terrones,

y de cantos con peligro

le caen al pobre jinete

 y asustan al buen borrico…

Bandoleros al asalto

El río frente a la caseta.

son unos cuantos chiguitos:

‒¡Que ese Minuto es el nuestro:

nos has robado el pollino!

‒y gritan otros insultos

poco propios de unos niños‒.

Y la historia se repite

día a día en el camino.

Es que Pepín a Bernardo

le compró dicho borrico,

y los hijos de Bernardo

le tenían tal cariño

que era ya de la familia,

un miembro muy consentido.

Después de mucha paciencia

y de aguante contenido,

Pepín presenta sus quejas

a los padres de los niños.

‒¡Que me van a escalabrar

cualquier día en el camino,

o me tira el buen Minuto

y me rompo el alma y sino!

Y le prometen los padres

que le respetarán sus hijos.

Después, sus hijos callados,

escuchan el correctivo:

lo aceptan porque sus padres

lo mandan y lo han pedido,

pero por dentro les queda

el resquemor ofendido,

que poco a poco va pasando

sin llegar nunca al olvido…


Cuando Pepín tan ufano

jinete va en su borrico,

la gente mira y le dice:

‒No canses al pobrecito…

Y el tio Pepín dice serio

con el humor pueblerino:

‒¿Para qué, si en un Minuto

nos llegamos a mi sitio…?

Cuando cambió de montura

y compró el otro pollino,

siempre el gracioso de turno

decía irónico el dicho:

‒Parece que vas despacio,

¿o se te cansa el borrico…?

‒Pues sabrás que antes llegaba

en un Minuto hasta el trillo,

pero en un solo Segundo

ahora llego muy seguido…


Quedó en refrán popular

por los siglos de los siglos:

Para rápido Pepín:

siempre llega en un Minuto,

o está en un Segundo aquí.


                                                    (José Luis Rodríguez Ibáñez)
Endrinas ("andrinas" en Micieces)
a la orilla del río.

















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