LA MORA DE LA FUENTE
(Parte 3ª)
Cuando la noche ha pasado
y llega la amanecida,
los dos
galgos corredores
tristes andando
volvían,
y a la
puerta de su cuadra
Alguien lo
ve sudoroso,
rápido le desensilla
y encuentra un papel doblado
con unas
letras escritas:
“está con vida el
cristiano
cuidado en la morería,
no se le puede mover
mientras cura sus
heridas”.
Y la madre,
porque es madre,
saber más
cosas querría;
pero el
padre se conforma
con que el
hijo esté con vida.
Lentos los
días se pasan
en una espera intranquila
y a los
ocho del suceso
un
mensajero venía.
¾Decidme, muchacho moro,
de mi hijo las noticias…
¾Su hijo, señor hidalgo,
vivo está en la morería,
que mi ama lo encontró
en el monte ya hace días
más cercano de la muerte
de lo que estaba a la vida.
¾Pues iré a por él, que debo
traerlo a casa enseguida…
¾No
se le puede mover,
que entonces no
curaría.
Mi señora sabe el arte
de curar cualquier
herida.
**********
Y después de varias lunas
el hijo a casa volvía.
Fiesta le hace su gente,
bailes, música, comida:
él parece agradecido,
pero su mente está ida.
¾¿Será
el golpe en la cabeza?
Sigue saliendo de caza
al monte todos los días
con sus galgos corredores,
mas vuelve sin cacería.
¾¿Qué
le pasa a nuestro hijo
que tiene la mente ida
y no presta ni atención
a las cosas que debía?,
el padre se preguntaba.
Y la madre respondía:
¾Es
que tiene mal de amores
con mora de morería…
¾¿Qué
le pasa a nuestro hijo
que tiene la mente ida
y no presta ni atención
a las cosas que debía?,
el padre se preguntaba.
Y la madre respondía:
¾Es
que tiene mal de amores
con mora de morería…
Por el pueblo los rumores
de boca en boca corrían:
de mujer mora se había!
También los mismos rumores
llegan a la morería.
Y las gentes de ambos pueblos,
y mucho más sus familias,
no comprenden ese amor
que consentir no podrían.
Al cristiano le prohíben
entrar en la morería;
y a la mora la vigilan
por si con él se veía.
Solo en el monte ya pueden
encontrarse, y a escondidas.
¾Si
sigues con el cristiano,
te mataremos un día…
con este dicho le avisan.
¾¿Un
hidalgo y una mora?
¡Pues perderás la hidalguía…!,
con amenaza su padre
muy claro se lo advertía.
Pero el amor es así,
que si le impiden, se obstina.
Y los dos enamorados
siguen viéndose a escondidas
y hacen planes de futuro
donde estén juntas sus vidas.
(Continuará)
(JLR)
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