viernes, 21 de agosto de 2020

Micieces de Ojeda. LA MORA DE LA FUENTE (IV). Berzosa de los Hidalgos.




LA FUENTE DE LA MORA



LA MORA DE LA FUENTE
(Parte 4ª)

El sol está tras el monte
y anuncia la anochecida.
Saben los enamorados
que es hora de despedida.
Bajan juntos a la fuente
que en el valle refulgía,
y beben juntos del agua
que mana tan clara y limpia.

Y después que ya han bebido,
un beso de despedida…
Mas el beso nunca llega
porque un traidor asesina
a la mora enamorada
cuando ya se despedían.
Un fanático y celoso
el encargo recibía
de los que siempre se adueñan
de las leyes y la vida:
es la venganza anunciada,
es la justicia islamita.
Días lleva vigilando
y espera ocasión propicia.
Y ahí la tiene esa tarde
cuando sueñan con la vida
esos dos enamorados
en contra de sus familias.
El lugar es una fuente
que en el valle refulgía;
es la hora la apropiada,
no es aún la anochecida.
El traidor, como serpiente,
busca distancia precisa.
Está la mora de espaldas
y abrazados ya se habían.
Una flecha volandera
dispara con puntería:
por la espalda se le clava,
por el pecho aparecía;
y el corazón, en el medio,
atravesado sería.
La joven daba un suspiro,
y hasta el suelo se escurría.
- ¿Qué te sucede, mi mora,
qué te pasa, mora mía…?
Una rosa colorada
en su pecho le nacía,
y crece con rapidez
robando rauda su vida.

Tan duro y denso es el aire
que le duele si respira;
apenas le quedan fuerzas,
sus ojos casi no brillan…
Y el joven sobre la hierba
con amor la deposita...
¡Tantas cosas que decirse
les quedaban todavía…!
Solo se pueden decir

con cuánto amor se querían:
ella en silencio lo expresa
con su mirada y sonrisa;
él, con su mano en las suyas,
llora en silencio y la mira…
A borbotones de sangre
se le fue el alma y la vida.


(Continuará)

JLR




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