¿Por qué el tal nombre? Micieces nunca fue tierra de
vides. No existe en el pueblo la cultura de la vid, que no significa que no
tenga la del vino: ¡tres cantinas hubo en tiempos…! Pero eso es otra cosa.
Yo recuerdo de mis tiempos de niño que la única viña
real que conocí en el campo fue una que había en La Vid, junto al cruce de la carretera de Micieces: después se
transformó en era y ahora es tierra de cultivo de cereales. Sin embargo, en el
valle del Boedo sí que cuentan que se hacía vino, y yo recuerdo haber comido
uvas cogidas directamente en una viña familiar en la Valdavia.
El topónimo Las Viñas viene precisamente de lo
que se cultivaba en esa zona: era tierra de viñas. Así que sí hubo vides y
viñas en Micieces. Pero con muy buen criterio fueron desapareciendo poco a
poco: hoy solamente los miciecenses de más edad, de bastante más, son los que
dicen haber visto alguna viña en el pueblo. Alguien recuerda que una de las
últimas, si no la última, que se arrancó estaba a la vera de la carretera de
Payo, cara al sol del sur y mirando al pueblo.
¿Por qué desaparecieron? Más que desparecer, las
arrancaron y dedicaron aquellas tierras a otros cultivos.
El terreno alto del alto Las Viñas no es que sea el más apropiado para el cultivo de la vid.
Para las viñas se necesita un terreno poroso, que filtre el agua, con un buen
drenaje, que no lo encharque… Necesita también un terreno suelto, pero no pura
arena y cascajo y, al menos, un mínimo de profundidad de terreno cultivable. Y
la arcilla roja no es porosa, ni por sí misma tiene estas características. La
ladera sur y, sobre todo, lo que es ya valle al sur se prestan más a ese tipo
de cultivo. Además, está de cara al este y al sur, es decir, de cara al sol y a
un cierto remanso del cierzo.
Pero lo peor no es tanto el terreno cuanto el clima. Ahora
mismo en Micieces hay algunas parras dentro del pueblo y, por lo tanto, más
arremansadas, que suelen dar mucha uva, pero su maduración apenas llega, o lo
hace ya muy tarde, con el frío de setiembre, y, por tanto, no llega a
sintetizar bien el azúcar que, luego, producirá el alcohol del vino. Y ese es
el problema: el vino que sale de esta uva suele tener un grado de acidez muy
notable, lo que le hace poco agradable para beber. El vino miciecense solía ser
del tipo chacolí, flojo y ácido.
Por otra parte con las cepas o vides sucedía lo que
con todos los frutales del pueblo: son prácticamente añeros. Unos años dan
fruto, incluso mucho, y otros, nada o apenas algo para demostrar que siguen
siendo frutales. Una helada mañanera a destiempo y termina con toda la flor o
con los frutos recién comenzados a desarrollarse… Una lluvia de goterones
gordos que cae con fuerza o un pedrisco y arrasan toda la fruta, además de
otras cosas… Esto sucedía, y sigue sucediendo, con los frutales más
característicos ─manzanos, perales, ciruelos…─ y sucedía también con las vides.
Así, pues, los viticultores miciecenses pensaron con
muy buen criterio: las tierras producen más de cereales que de uva, y con el
producto del cereal se puede comprar vino que, por lo menos, es mejor que el
que se pueda producir en el pueblo. Y poco a poco fueron arrancando las vides y
dedicando el terreno a otro tipo de sembrados.
Parece curioso, pero en el pueblo no
quedan restos ni vestigios de lagares ni de bodegas, ni de sitios o lugares u
objetos que denoten y recuerden la actividad vitivinícola. Solo alguna que otra
cuba vieja, ya sin uso y medio desvencijada, hemos llegado a ver en alguna
casa. Y decían sus dueños que en ellas era donde se hacía el vino cuando en el
pueblo se hacía vino. Y en alguna de las casas más antiguas, todavía se llama
bodega a la sala que ejerce de despensa, almacén, trastero o de algo similar.
Pero no se encontrarán lagares, ni tinajas vinateras, ni… Quizá alguna navaja
de vendimiar, o tijeras de podar, pero en desuso, o utilizadas para podar otro
tipo de plantas.
Allá por la década de los cuarenta (1940, claro) un
vecino de Micieces intentó hacer algo así como una bodega. Al menos así lo ha
llamado siempre la Micipedia. Alguno explicaba que lo que quería hacer era un
bar más modernizado que una cantina. Y otros explicaban que lo que quería
hacer, bajo la capa de bar o bodega, era una especie de polvorín o almacén de
armas, cosa esta bastante difícil dada la época política y el pueblo y sitio en
que lo quería hacer… Lo situó en uno de los morros que sobresalen de los
cárcavos en la zona que se llama La Reina, camino del Indiviso. Esos altos y cárcavos
son de pura arcilla roja. El proyecto era, digamos, hacer una bodega
subterránea, al estilo de las que hay en pueblos de más al sur. Pero la tierra,
aunque dura como arcilla que es, no resistió y se hundió. Y ya no hubo más
intentos de hacer nada subterráneo, ni bodega, ni almacén, ni refugio… Los
últimos vestigios de que allí se había intentado hacer algo desaparecieron
cuando la empresa que arreglaba la carretera de Payo metió máquinas para
llevarse tierra y arregló e igualó laderas y cárcavos.
Puedes ver también:
- LAS VIÑAS Y EL SESTIL.
- EL SESTIL Y LAS CACHAVAS.
- HISTORIA DE UNA CACHAVA.
- ROMANCE DEL MOLINO DE PALAHIERRO.
- ROMANCE DEL MOLINO DE GORRÓN.
Alto de las Viñas. |
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- LAS VIÑAS Y EL SESTIL.
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