PESCADORES FURTIVOS
(JLR)
Y
los dos hermanos cogieron la herrada con los reteles dentro, ya preparados por
la madre, la horcaja, la merienda y se fueron al río a pescar. Echarían los
reteles en el trozo que va del final de las praderas, el pozo León, hasta el
puente de madera que lo cruza por donde el camino de San Lorenzo. Aquel trozo
de río lo conocían bien. Seis o siete reteles tenía colocados y el espacio que
habían de recorrer no era largo. Como otros muchos que pescaban cangrejos, a
retel o a mano, no tenían licencia de pesca. ¿Quién iba a venir a controlar la
pesca en este riachuelo?
Ya
habían hecho unas cuantas sacas, pero el contenido de la herrada, los cangrejos
pescados, no aumentaba. ¿Será que es
mala tarde para pescar cangrejos?
-Si
es que no salen…
-No
ha salido el cierzo, seguro que es por eso…
-Bueno,
vamos a hacer un par de sacas más y nos
vamos, que ya casi es de noche.
Entre
saca y saca se dedicaban a coger quitameriendas, a merendar, a hacer trenzas
con los juncos… Se habían sentado en la
hierba. Era agradable, hacía buena tarde. Poco a poco iba anocheciendo… Y,
sentados, esperaban dando tiempo a los cangrejos para que entrasen en sus
reteles…
-
Mira, vienen dos por el puente…
-
Sí. ¿Quiénes serán a estas horas?
-
¿Gorro? ¡Que es el tricornio…!
-
¿La guardia civil?
-
¡Coge la herrada, rápido, y nos vamos…!
-
¿Y los reteles?
Y
los dos, no corriendo para no llamar más la atención, sino a toda pastilla, pero
andando, huyeron de la escena… Alguna mirada hacia atrás…
-
¿Nos persiguen?
-
Yo creo que no, seguro que se han quedado a coger los reteles…
Sofocados,
nerviosos, angustiados… llegaron a casa de su abuela que pillaba de camino.
-
¿Qué os pasa?
-
Que estábamos pescando a retel y viene la guardia civil…
-
Venga, meteos en la hornera, que aquí no van a entrar. Cuando pasen, ya iréis a
casa.
Y
efectivamente, pasaron, los dos, guardia civil caminera…
¿Qué
cómo terminó? De madrugada el padre de los niños fue a por los reteles: la
guardia civil no había visto todos, pero la mitad sí y se los llevó, y dejó el
resto que no vio. Al día siguiente los padres se enteraron de que habían
preguntado en el bar quiénes podrían ser aquellos dos niños pescadores furtivos…
El del bar suponía quiénes eran (eran vecinos suyos), pero quitó importancia al
hecho y… nadie habló más de aquellos dos pescadores furtivos. Y la guardia
civil caminera, gorro de hule y alma de charol, se fue a hacer noche a Alar. Y
el verano siguiente aquellos dos hermanos ya no eran furtivos: sacaron su
licencia de pesca de cangrejos.
- Una casa en calda.
- Las truchas de Micieces.
- Los cangrejos de Micieces.
- Cuando Castilla nacía...
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