La caseta del tio Pepín. |
EL "MINUTO" Y EL "SEGUNDO" DEL TIO PEPÍN.
A media legua del pueblo,
camino del Indiviso,
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Camino del Indiviso. |
embocando a Palahierro,
a su arroyo, y junto al río,
en una tierra campera,
allí el señor Pepín hizo
su huerta, la era y caseta
porque pudo y porque quiso.
“La caseta de Pepín”
es topónimo admitido
por el pueblo de Micieces
en vez de los más antiguos.
Y para el señor Pepín,
era a la vez su chalet,
y de veraneo su sitio,
escape de alguna gente,
de silencio y de retiro…
y del trabajo en verano
porque lo hacía allí mismo.
Para el traslado diario
desde el pueblo hasta aquel sitio,
el tio Pepín se compró
Yo le llegué a conocer
dos en los tiempos idos
con sus nombres apropiados,
sonoros y bien bonitos:
al uno llamó Minuto,
al otro Segundo dijo.
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La caseta. |
Y no sé cuál fue primero,
ni de aquel cambio el motivo.
Si antes en un Minuto
llegaba Pepín al sitio,
con el otro en un Segundo
se presentaba allí mismo.
Quizá era a la viceversa,
y confundo yo su sino:
es que eran parecidos
en tamaño y colorido
y el tiempo hace que iguales
me sean ambos pollinos.
Caballero en
su Minuto
cabalga hacia su caseta
camino del Indiviso.
Desde detrás de zarzales
que hacen refugio escondido,
una lluvia de terrones,
y de cantos con peligro
le caen al pobre jinete
y asustan al buen borrico…
Bandoleros al asalto
El río frente a la caseta. |
son unos cuantos chiguitos:
‒¡Que ese Minuto es el
nuestro:
nos has robado el pollino!
‒y gritan otros insultos
poco propios de unos niños‒.
Y la historia se repite
día a día en el camino.
Es que Pepín a Bernardo
le compró dicho borrico,
y los hijos de Bernardo
le tenían tal cariño
que era ya de la familia,
un miembro muy consentido.
Después de mucha paciencia
Pepín presenta sus quejas
a los padres de los niños.
‒¡Que me van a escalabrar
cualquier día en el camino,
o me tira el buen Minuto
y me rompo el alma y sino!
Y le prometen los padres
que le respetarán sus hijos.
Después, sus hijos callados,
escuchan el correctivo:
lo aceptan porque sus padres
lo mandan y lo han pedido,
pero por dentro les queda
el resquemor ofendido,
sin llegar nunca al olvido…
Cuando Pepín tan ufano
jinete va en su borrico,
la gente mira y le dice:
‒No canses al pobrecito…
Y el tio Pepín dice serio
con el humor pueblerino:
‒¿Para qué, si en un Minuto
nos llegamos a mi sitio…?
Cuando cambió de montura
y compró el otro pollino,
siempre el gracioso de turno
decía irónico el dicho:
‒Parece que vas despacio,
‒Pues sabrás que antes llegaba
en un Minuto hasta el trillo,
pero en un solo Segundo
ahora llego muy seguido…
Quedó en refrán popular
por los siglos de los siglos:
Para rápido Pepín:
siempre llega en un Minuto,
o está en un Segundo aquí.
Endrinas ("andrinas" en Micieces) a la orilla del río. |