A LA FUENTE DE LA MORA (PARTE II).
Donde el autor, con nostalgia y melancolía, describe cómo era la fuente de Mora. Y nos explica cómo el interés material ha convertido aquel lugar idílico en lo que hoy es.
(Para ver la Parte I, hacer click AQUÍ)
2.-
PASEANTE, EXCURSIONISTA,
peregrino a mi manera,
quise recordar la fuente
de la Mora berzoseña.
Y recorrí el valle entero:
de la fuente, el arroyo y la pradera,
no hay señal…
Perdido me sentí sin darme cuenta.
¡En nada se parece lo de ahora
a lo que antes fuera!
¿Dónde está la fuente que manaba
agua limpia, pura y fresca,
con su ritmo mantenido
y su calma casi eterna?
¿Y el arroyo que llevaba
sus aguas por la pradera?
¿Y aquellos tojos o pozos
hechos por mor de adoberas?
Un bloque construido de cemento
tapona de la fuente la presencia:
dicen que está recogida
y que es para protegerla
porque entubaron sus aguas
para que el pueblo las beba.
No reconozco ya el valle,
ni nada me lo recuerda:
no veo lo que antes vi,
y quisiera que estuviera:
ni la fuente ni el arroyo,
ni los tojos ni pradera,
ni el agua que antes corría
transparente, mansa y lenta…
Ni apenas existen ya
brezos en el alto y las laderas…
Pero sí veo zarzales,
juncos, cardos, malas hierbas,
chopos que filtran el sol
y de la tierra se adueñan,
caballones mal arados,
y un mal surco que recuerda
un arroyuelo de valle
para lluvias y tormentas.
Y en las laderas y el alto,
pinos en vez de breceras…
¡Qué
cambiada está la Mora!
¡Al
mirarla, me da pena!
3.-
BUSCANDO MÁS PROVECHO,
roturadas quedaron las laderas,
los altos sobre el valle
y la pradera.
Y poco a poco un pinar
robó el sitio a la brecera,
y abajo con la humedad
fue creciendo hacia el cielo una chopera.
Dicen que los pinos y los chopos
protegen
mejor la tierra,
y una ganancia mayor
da su madera.
Mas se perdió para siempre
del paisaje la idílica belleza.
Aquel silencio absoluto,
aquella luz tan abierta,
el sol directo y sin sombras,
el viento que libre vuela,
jamás volverán a darse
en la Mora berzoseña.
Habrá viento y gemirá
cuando cruce la arboleda;
el sol seguirá su ruta
sin llegar hasta la hierba;
la luz llegará filtrada
y en cantidad muy pequeña.
Cambió el paisaje,
y su vida es diferente y diversa.
Y de todo lo que fue,
el nombre solo le queda…,
que, seguro, perderá
cuando los años se extiendan
y se olviden de la fuente,
de la historia y la leyenda.
¡Qué
cambiada está la Mora!
¡Al
mirarla, me da pena!
José Luis Rodríguez Ibáñez.
(Julio, 2016)
Puedes ver también:
- BERZOSA DE LOS HIDALGOS.
- LA FUENTE DE LA MORA.
- LA MORA DE LA FUENTE: - Desde mis recuerdos.
- El romance de la Mora de la Fuente.
- ¿Qué pasó después?
- El Hidalgo Berzoseño.
- Notas históricas.
- ELEGÍA A LA FUENTE DE LA MORA (I): "Esto que pinos ves ahora..."
- BERZOSA EN EL SIGLO XVIII.
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