A
LA ERMITA DE
SAN LORENZO
(Micieces
de Ojeda)
Castilla ya su historia comenzaba
y la fe de aquel pueblo te construye
en románico estilo que imperaba.
El tiempo te carcome y no destruye
tus muros de mampuesto calicanto
ni la vida interior que de ti fluye.
Tu espadaña humilde, de tanto en tanto,
por el ojo vacío de campana,
los vientos gime con dolor de llanto
y sigue de la tarde a la mañana
bendiciendo los campos de sembrados
y la fuente que a tu vera agua mana.
Canecillos de piedra no historiados
sostienen del tejado los aleros
y dan gracia a los muros veteados.
Luz y viento penetran cual rateros
medrosos en tu nave tan oscura
por los dos ventanucos saeteros.
Tu portada, en románica finura;
la bóveda, en cañón de medio punto
y su arco inicial, de piedra albura;
el piso, de tierra; el altar, adjunto;
el retablo, en madera sin pintar
y de estilo barroco en su conjunto.
Y en talla polícroma a venerar,
el centro del retablo lo preside
San Lorenzo, el Patrono del lugar.
De un pueblo del pasado en ti reside,
ermita
de San Lorenzo, la historia
que le pide al presente no la olvide.
Guardiana de la gente que, cual noria,
a tu lado ha pasado tantas veces:
sigue siendo de este pueblo la memoria,
¡pues eres “San Lorenzo de Micieces”!
(José Luis Rodríguez Ibáñez. Verano, 2006)
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