LOS COLORES DEL ESCUDO:
El escudo de Micieces lleva los siguientes colores y esmaltes:
1. Gules: es el rojo y son de gules el león y los cuarteles 2 y 3. Vienen de los escudos de los reinos de León y de Castilla. Este rojo castellano-leonés siempre ha sido el rojo carmesí o rojo púrpura. De ahí que, al decolorarse, se transforme en alguna variante del morado.
En
heráldica el rojo simboliza valor, coraje, energía, fuerza de voluntad. Se asocia siempre con la realeza, el poder, la
nobleza.
2. Plata: equivale al blanco. Lo llevan los cuarteles 1 y 4 y la cruz latina del cuartel 3. También proviene de los escudos de León y de Castilla.
En heráldica el blanco está asociado con la
frescura y la limpieza, y significa
la fe, la pureza y la bondad: es el color de la perfección.
3. Verde: o sinople. Presente en las hojas de los vegetales del soporte.
En heráldica el verde
representa el crecimiento y la esperanza
y sugiere estabilidad y resistencia.
4. Morado: Los límites externos del campo, la división interna de los cuarteles y el recuadro del listel están hechos con líneas moradas. Y esto no porque el morado sea el color de Castilla -¡craso error, aunque muy extendido!-, sino porque el rojo carmesí, granate, rojo de grana o rojo púrpura, variantes del rojo propio de Castilla, se ha decolorado con el tiempo, ha ido perdiendo su intensidad y se ha vuelto morado. Es decir, que esto proviene de muy lejos en el tiempo: ¡vamos, que es muy viejo!
5.
En heráldica el marrón evoca
estabilidad, tranquilidad.
6. Azur: Es el azul. Está en los círculos que unen los arcos visibles de la corona y en el círculo que la culmina haciendo de soporte a la cruz en rojo (gules).
Representa la percepción del sentido de las cosas. Se asocia a la belleza, a la majestuosidad y a la abundancia en el plano espiritual.
6. Azur: Es el azul. Está en los círculos que unen los arcos visibles de la corona y en el círculo que la culmina haciendo de soporte a la cruz en rojo (gules).
Representa la percepción del sentido de las cosas. Se asocia a la belleza, a la majestuosidad y a la abundancia en el plano espiritual.
José Luis Rodríguez Ibáñez.
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