VERANO EN MICIECES
(de antes)
Con buena carga de nías
lentamente viene un carro.
El labrador a las vacas
arrea con voz y palo.
Cuando llega ya a su era,
lo descarga con trabajo
y, preparando la trilla,
esparce en redondo el bálago.
Trilla que trilla en su era,
vueltas y vueltas va dando,
cruje la mies bajo el trillo,
en paja convierte el bálago,
el grano cae de la espiga
y se queda por debajo.
El sol está en la ladera
de un cielo blanco azulado.
Desde el norte viene el cierzo
a visitar el trabajo:
añoranzas trae de mares
que refrescan los veranos.
Cuando los montes ocultan
un rojo sol ya cansado,
rojas nubes desde el cielo
están mirando el trabajo.
- Hará buen día mañana,
podremos seguir trillando...
Y aparva la trilla hecha
y a casa se va cantando.
Cuando el sol por la mañana
se levanta, ve admirado
que ya tiene el labrador
su carro otra vez cargado.
Todos los días lo mismo:
¡qué duros son los veranos!
Ya el verano no es lo mismo
ni es lo mismo su trabajo:
desde la tierra, remolques
limpio ya se traen el grano,
y no se mete la paja
en los pajares de antaño...
¡Cómo han cambiado los tiempos,
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