martes, 31 de marzo de 2015

Micieces de Ojeda. TRADICIONES Y COSTUMBRES. Semana Santa: El Monumento.



    

 EL MONUMENTO
(JLR)

En semana Santa se hacía el monumento. Consistía en montar una serie de paneles de tela pintada para dar la sensación de una capilla o ermita dentro de la iglesia. Se montaba en la nave de la derecha mirando al altar mayor, a continuación del baptisterio.

Las figuras que más me llamaron la atención de las que estaban pintadas, y de las que más me acuerdo, eran las de unos soldados que hacían guardia con sus espadas y sus lanzas. Eran los sayones. Creo que también había algún gallo, el clásico gallo de la Pasión, el de las negaciones de Pedro, y cruces. Eran unas pinturas tirando a oscuras. Lógicamente querían significar el sepulcro de Cristo.

Pues allí en la Misa de la Cena, la del Jueves Santo, se llevaba en procesión el Santísimo y se guardaban hasta la comunión del Viernes Santo.

El Sábado Santo, como ya no había nada en la iglesia, se desmontaba y se recogían todos los paneles y se guardaban, más bien se amontonaban, al fondo del coro. Cuando llegaron las reformas litúrgicas, no se supo qué hacer con aquel monumento. Y como, además, molestaba en el coro, se le subió arriba de lo que hace de atrio de la puerta de la iglesia.


Hasta no hace mucho estaba por allí. No sé si sigue allí o se le ha dado ya de baja. La verdad es que artísticamente no era de gran valor.



 VISITAS AL MONUMENTO



Desde la celebración litúrgica del Jueves Santo hasta la del Viernes Santo eran las horas de las visitas al Santísimo en el monumento. Pero las más divertidas (!) eran las de la tarde del jueves. Sobre todo cuando el Jueves Santo salía luminoso, soleado y cálido con el calor de la primavera recién estrenada. ¡Daba gusto estar en el Altolaiglesia

Los mozos mozas, a lo suyo (que no era nada malo); los mayores a lo de ellos (¿qué nos importaba  a los niños lo de los mayores?); y los niños a lo nuestro, que era jugar, resbalarse por la pendiente con la matraca, correr y… Y todos a hacer visitas al Santísimo en el monumento. Alguien nos había dicho que con cada visita sacábamos un alma del purgatorio: no sé cuántas habría en el purgatorio, pero alguna vez que los niños nos parábamos a pensarlo, llegábamos a la conclusión de que no deberían quedar muchas allí metidas por tantas como habíamos sacado ¡Si es que éramos buenísimos!


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Himno a Micieces de Ojeda