...Pero también es de todos aquellos que quieran conocer y compartir sus historias, anécdotas, recuerdos y todo lo que hace que Micieces sea "Nuestro Pueblo".
Esta fuente es conocida como "la fuente de las adoberas" o "la del camino de Oteros". Está situada a la izquierda de este camino, saliendo de Micieces, en la parte oeste del monte de La Cubilla y a mitad de la subida en cuyo punto más alto está una llanura de tierras cultivadas y, más lejos, los quiñones y Oteros.
A lo largo de los años, quizá siglos, ha formado en la lindera entre las tierras de labor y la cuneta del camino, una cárcava semejante a una cueva sin techo. En el habla de Micieces hay diferencia entre cárcavo: zanja, foso, hoyo, relativamente pequeño, que hacen el agua y los demás elementos naturales en zonas de tierra; y cárcava: fosos, zanjas, valles o vallejos, más bien grandes, que hacen el agua y otros elementos naturales en montes o zonas de tierra.
Pero no busquen aquí ninguna de las formaciones propias de las montañas calizas, no. En Micieces no hay montañas de piedra de ningún tipo, solo se podrán encontrar formaciones de piedra en zonas muy limitadas y en estratos muy irregulares en cuanto a su grosor y extensión. Y alguna otra aglomeración no muy grande ni llamativa en forma de roca visible. Pero toda la piedra que hay es de arenisca o de aglomerado de piedras, muy propio de los terrenos sedimentarios. En este cárcavo de la fuente se aprecian bien las clases de tierra que conforman los estratos de la zona: tierra de labor, con arena y cascajo… y, más hacia el subsuelo, arcilla roja. Y el agua, como en otras fuentes de la zona, ha encontrado entre la capa porosa y permeable superior y la arcilla impermeable inferior un hueco por donde corre y llega a un desnivel que rompe la estructura del terreno y le da la posibilidad de salir al exterior en el manantial o fuente.
Este cárcavo se ha ido agrandando con el correr de los siglos, ablandada precisamente por el agua de la fuente y por la de las lluvias, las nieves, el hielo y otros agentes atmosféricos. En el fondo estaba el manantial, un poco ahondado y rodeado en su exterior por piedras rodadas que lo fijan y ayudan a retener su agua un tanto hasta que se desborda y sale por un arroyo hacia la cuneta del camino. No es que mane mucho, pero nunca se ha secado. De vez en cuando, un alguien, quizá también en las huebras vecinales, limpiaba el manantial y todo el cárcavo, porque dentro había espacio para cierta vegetación: un rosal silvestre, bastante grande, zarzas, juncos… y otros hierbajos. Y de vez en cuando, alguna rana.
Corría feliz su agua por la cuneta izquierda, según se sube, del camino de Oteros. Pero hace tiempo alguien le hizo un surco para que atravesase el camino y lo dirigió hacia la pradera del valle: tenía otro destino para el agua de esta fuente. Allí lo embalsó con una presa de césped, piedra y barro. Y aprovechó la ladera norte de aquella pradera del valle, sin necesidad de meterse en el brezal, como terreno apto para adobes: y la convirtió en adobera. Y el agua fue rellenando los pozos que iban quedando al sacar la tierra para los adobes. E iba pasando de uno a otro hasta llegar hasta las tierras cultivadas. Allí se metía por la cuneta derecha del camino, que volvía a atravesar más o menos a la mitad de distancia entre el pueblo y la fuente, y se dirigía por la cuneta izquierda, su antiguo camino, hasta ser acogida por el arroyo del Ruyal.
Parece que la concentración parcelaria no actuó en esta fuente y la respetó totalmente, incluso el nuevo camino de su agua. Pero las adoberas aquellas se fueron olvidando, como todas. Los pozos o tojos de agua empezaron a criar broza, juncos, hierbas y ranas. Y, más tarde, comenzaron poco a poco a rellenarse de tierra, piedras, deshechos… Y terminaron tapándose. Y el agua aquella se empleó en regar un plantío de chopos, sembrado al final de la pradera y antes de las tierras de labor. Y se unieron con las de la Isilla y, juntas, cuando su fuerza se imponía a la sequía, llegaban hasta el colector del pueblo. Y el arroyo del Ruyal quedó como recuerdo y suplemento de seguridad para las tormentas y para el invierno.
En la actualidad, un vecino la ha urbanizado, limpiado la cárcava de su nacimiento, tapiado con obra de albañilería la entrada a la cárcava y dejado el reguero para que salga el agua al exterior. ¡Ojalá sirva para que no se seque!
Los mozos y las mozas del pueblo cantaban la "enhorabuena" a los novios la noche víspera
de su boda., en la casa de la novia, donde previamente se había puesto la "enramada". Los mozos hacían el armazón de la enramada y las mozas la completaban con flores y ramas. Con esto y el canto de la Enhorabuena se ganaban "los derechos". El padre de la novia y el padrino eran quienes pagaban los derechos: por lo general, el padre les daba una cántara de vino y el padrino, una caja de puros. Otras veces era el novio quien pagaba. (Tradiciones de Micieces: la boda).
Esta tradición es común a muchos lugares de Castilla y de Cantabria. Y tiene muy pocas variantes entre unos lugares y otros.
Debido a la situación demográfica de los pueblos no hay muchas ocasiones en que se pueda cantar la Enhorabuena pero es bonito recordarlo y, al menos, tratar de conservarlo para que no caiga en el olvido.
LA ENHORABUENA
1.
Buenas noches a la una
buenas noches a las dos,
buenas noches tengan todos
y buenas nos las dé Dios.
2.
La enhorabuena os damos
todos juntos a una voz,
que sea por muchos años
y para servir a Dios.
3.
A paso a paso venimos,
a paso a paso llegamos
a daros la enhorabuena
a estos dos enamorados.
4.
Que gocéis del matrimonio
según vuestro amor desea
y yo de mi parte vengo
a daros la enhorabuena.
5.
Buenas noches tengan todos,
caballeros y señores,
buenas noches tengan todos
también un ramo de flores.
(Entregan
un ramo de flores)
6.
Buenas noches tengan todos
los de la flor del rosal.
Si ustedes dan el permiso
para poderles cantar.
7.
Licencia pido a Jesús
y a la Virgen Soberana
para cantar esta historia
que he aprendido en España.
8.
Licencia pido al cerrojo,
licencia pido a la llave,
licencia te pido a ti,
licencia pido a tus padres.
(Piden
el permiso)
9.
Informado estoy, señores,
informado estoy de veras:
os veléis a la mañana,
Dios quiera para bien sea.
10.
Mis queridos camaradas,
ellos te darán las nuevas.
Tus padres, si están presentes,
Dios les dé paz duradera.
11.
Y a ti, hermosísima dama,
que logres lo que deseas.
Y a ti te digo, galán,
hombre de muy altas prendas
12.
que la sepas estimar
con amor y reverencia:
no te la dan por esclava,
te la dan por compañera.
13.
Mírala como el sol,
brillante como una estrella,
hermosa como Triana
cuando sale por la sierra.
14.
Pues es la dama más linda,
pues es la dama más bella,
que en todo el barrio la hay
la dama según se suena.
15.
También digo a vos, madama,
que mañana ha de ser cierta
la bendición de tus padres
antes de ir a la iglesia.
16.
Lo que ahora os encargo:
miréis lo que vais a hacer,
que de siete sacramentos
vais a recibir los tres.
17.
Mañana será aquel día,
el de vuestro matrimonio,
en el portal de la iglesia
se hallen la novia y el novio.
18.
Lo que ahora os encargo,
mira que es cosa muy cierta,
nunca faltarás de casa
sin su permiso y licencia.
19.
Y por si acaso salieras,
a tu vecina da cuenta,
por si viniera tu esposo
que tenga la puerta abierta.
20.
Cuando el cura te pregunte
que si quieres por esposo:
“sí le quiero, sí le estimo,
sí le quiero que es buen mozo”.
21.
Y tú le responderás
con muchísima vergüenza:
“sí le quiero, sí le estimo
y he de estar a su obediencia”.
22. La
despedida os damos
todos juntos a una voz:
que sea por muchos años
y para servir a Dios.
23. La
despedida os damos
que ha venido de Madrid.
Adiós, carita de cielo,
que nos vamos a dormir.
24.
La despedida os damos,
que ha venido de La Habana.
Adiós carita de cielo,
adiós, hasta la mañana.
25.
La despedida os damos
todos juntos a una voz:
si os hemos ofendido,
os pedimos el perdón.
26.
Quédense con Dios, señores,
que nos vamos para allá,
y mañana volveremos
a llevaros a velar.
En el siguiente link podemos ver y escuchar la Enhorabuena a Mª Eugenia y Alberto Chamorro cantada por el "coro de Micieces". Algunas estrofas no están en el mismo orden en que aparecen arriba. La razón es muy simple: la letra que yo copié es cortesía de algunos vecinos de Micieces. Y la que cantan es de otros vecinos. Como esto se trasmitía de forma oral, al ponerlo por escrito puede variar el orden, dependiendo de cómo lo recordaba cada uno. Incluso hay variaciones en algunas palabras. Pero el sentido es el mismo en todas las versiones.
Es manantial más que
fuente, aunque popularmente se lo conozca como fuente. Recibe este nombre no
porque el valle sea en este punto un cañón, que, aunque se estrecha, no llega a
esa categoría, sino por la forma de echar su agua al exterior: un chorro en
forma de caño. Y como suele manar en abundancia, se le ha llamado desde siempre
con el aumentativo, cañón.
Por otra parte, en
Micieces, cuando se habla del Valle,sin más calificativos o apellidos, es el
valle que viene del Indiviso, el valle por antonomasia, que nace próximo a
aquel antiguo poblado y termina donde su río,arroyo le dicen los mapas oficiales, desemboca en el verdadero río de
Micieces.
Este manantial es uno
de los más caudalosos del pueblo,echa
el agua en forma de chorro por una especie de tubería que él mismo se ha
labrado en la arcilla. Ha ido horadando la tierra, que es arcilla, y ha llegado
a formar una pequeña cueva, al fondo de la cual se ve cómo sale el caño de
agua, con cierta fuerza y con ganas de ver la luz del día. No mana desde el
suelo hacia arriba, como la mayoría de los manantiales del pueblo, sino
lateralmente del fondo del monte como caño que sale de una tubería. Y lo que
hace que se convierta en fuente es un mínimo embalsamiento hecho con piedras
(rodadas, naturalmente). Desde ahí, cae inmediatamente al calce que lo lleva alrío del Valle (río o arroyo del Indiviso).
El Cañón del Valle está situado en la cuneta derecha del camino que va
de Micieces al Indiviso, justo antes de cruzarse con el que va de Payo a
Báscones. Este camino se eleva aquí sobre un talud de metro y medio, más o
menos, y en su base aflora el caño de agua de este manantial.
Recuerdo que de niño oí
alguna explicación sobre el origen del agua de este manantial. Decían que venía
del otro lado del los montes, vamos, que se repasaba y filtraba desde el río
Boedo. Y la prueba era que algunos técnicos (no sé ni quiénes ni qué categoría
tendrían aquellos señores del dicho) habían echado algún tipo de colorante o
sustancia en el Boedo y había aparecido en el Cañón del Valle. ¿Sería verdad?
Podría serlo, ¿por qué no?
Prácticamente todo
miciecense, de los de antes, ha bebido alguna vez de este manantial. Cuando se
trabajaba el Indiviso, o las tierras próximas del valle, o se dejaba sestear el
ganado arriba, en unas matas cercanas muy a propósito…, el cañón quitaba el
calor, la sed y hasta el cansancio de la gente.
Antes, el calce que
pasa a sus mismos pies y sobre el que desagua, traía el agua de otros
manantiales de Valdelacalle. Ya no de todos, por las razones que se dirán en otro apartado. También se pensó en cierta ocasión empalmar el agua de este
manantial con la que va al pueblo y aumentar así el caudal de agua potable, y
hasta se hizo alguna obra para juntarla con la tubería principal que lleva el
agua al pueblo. Pero con el correr de los años se buscó y encontró otra
solución más fácil: la de la fuente de San Lorenzo.
Actualmente se han
hecho algunas mejoras en la salida de este manantial, respetando siempre lo que
fue: el caño de agua sale ahora por un tubo que lo echa a un breve
embalsamiento de piedra encementada para pasar al calce de desagüe. La
iniciativa privada ha recogido y arreglado lo que es la fuente y ha urbanizado
un poco el entorno de lo que es el manantial: hace mejor las funciones de
fuente. ¡Ojalá siga manando su chorro de agua por siempre!
La fuente de San
Andrés, en Micieces, está situada cerca del pueblo, actualmente en el ángulo
que forman el camino de los huertos y el ramal de carretera que cruza a la de
Payo desde el puente del río. La zona se conoce con el topónimo de San
Andrés.
Siempre se ha dicho que
esta fuente tomaba su nombre del antiguo poblado o caserío que, dicen, hubo en
sus inmediaciones, (Historia de Micieces: de tres pueblos, uno) en lo que hoy son tierras y linares de cultivo. San Andrés
era un apóstol muy admirado por ser el hermano de Pedro y ser de los primeros
en seguir a Jesús. De hecho son muchas las advocaciones del santo que existen
por la región. Y, seguro, esta de Micieces no tiene nada que ver con la del
cercano monasterio del mismo nombre.
Visto el terreno, parece
lógico por dónde ha buscado el agua salir al exterior. Todas las tierras que
están por encima de la cota de la fuente son arenosas y de cascajo, tierras
sueltas, hasta la profundidad normal de cultivo, aunque no igual por todos los
sitios. Y el subsuelo es arcilloso. Lo lógico es que toda el agua que se filtra
por este tipo de tierra y no puede traspasar la arcilla vaya buscando salidas
más bajas y fáciles: y cada venero se transforma en un manantial. La fuente de
San Andrés es testimonio de este hecho.
Es curioso, quizá
lamentable, cómo ha ido cambiando la fisonomía de esta fuentea lo largo de los años en que yo la he
conocido.
Mi recuerdo más antiguo
es de cuando yo era niño. No había entonces ese camino a los huertos y a la
ermita de San Lorenzo, sino una camera semitapada por la vegetación, los
hiebajos, el barro y las roderas de toda la vida; una lindera grande, unos
álamos, zarzas sin número, un sendero y un calce. Sí estaba el camino que une
el puente con la carretera de Payo, y no era carretera ni estaba
encementado.Y la fuente estaba
protegida por un seto natural de arbolado y zarzas al lado contrario al camino
y por una lindera alta al norte, que daba remanso, y tenía una pequeña pradera
donde sentarse al frescor de su agua.
Y era simplemente un
manantial, recogido y señalado con un semicírculo de piedras rodadas, un poco
ahondado para poder llenar las botellas, botijas o botijos. Y el agua se iba
hacia abajo para formar, ahí mismo, una charca que lo retenía mediante unas
paredes de césped, piedras y maderos. Creo que parte de la charca era también
manantial. De hecho toda la zona de alrededor era bastante húmeda, hasta tal
punto que a la tierra vecina, la de abajo, separada de la charca por una
lindera de tierra y un seto natural de zarzas y árboles, se la llamaba con un
nombre definitorio y muy descriptivo: el
aguachinal.
Pues a esta charca o
laguna formada por las aguas de la fuente de San Andrés se traían a beber los
animales que trillaban en las eras vecinas. Y las personas bebían y rellenaban
sus vasijas en lo que era la fuente. Pero tenía un leve inconveniente en el
verano: estaba situada al sur, más o menos, de las eras; el cierzo, aire del
norte, prácticamente salía todas las tardes y se le solía aprovechar para
beldar. Con harta frecuencia, pues, la fuente y su laguna o charca se llenaban
del tamo y polvo de la paja. Si querías beber o llenar tu botija, tenías que
limpiar la superficie del agua, pero siempre entraba algo… Paja que no ahoga, todo engorda, era el refrán que se repetía en estos
casos.
No era muy agradable
meterse en la charca porque su fondo era de barro y no había mucha seguridad de
dónde se pisaba. Alguna vez sí que nos metimos. En verano estaba más o menos
limpia, pero el resto del año criaba muchos berros, rumiajos y todo tipo de hierbajos propios de humedales. Y en su
época, ranas.
Pasó el tiempo. En una
de aquellas huebras generales de los vecinos del pueblo le tocó a la fuente de
San Andrés el ser urbanizada. Con
toda la buena voluntad del mundo y con la idea de recoger bien los mejores
manantiales y sus veneros, se la movió
un poco de sitio, se la ahondó, quedó como si fuera un pozo pequeño, se le
pusieron piedras bien colocadas que la protegierany diesen una salida casi bonita al agua. En
fin, que la idea era muy buena, la realización externa también…, pero el agua
subterránea tiene vida por sí misma: no pasó mucho tiempo y aparecieron fuera
de lo que se quiso que funcionase como fuente, más manantiales que dentro. Y
aún así, seguía dando agua y no mala.
Pasó más tiempo, llegó
la vida moderna, los adelantos de la agricultura… El verano cambió a marchas
forzadas, el trillar tradicional evolucionó hacia otras formas modernas, las
eras fueron desapareciendo… Y, en general, toda la vida de la gente iba
cambiando. Y llegó el no-va-más, por
ahora: la concentración parcelaria. Y esto sí que revolucionó el campo tal y
como lo conocíamos antes. Losingenieros, técnicos, agrimensores… solían trabajar sobre planos de
papel y en no pocas ocasiones hacían que la realidad se pareciese a sus planos,
o simplemente los planos eran para ellos la verdadera realidad. ¡Y el campo
cambió totalmente su fisonomía! ¡Si hasta a los más viejos del lugar les
parecía extraño su campode toda la vida…!
La fuente de San Andrés
era un estorbo, y, total, por correrla un poco, no se iba a hundir el pueblo. Y
se corrió. Se la hizo un buen arroyo, eso sí, de desagüe hasta el río, y se la
metió en él. La laguna o charca desapareció; lo setos vivos, también; la
lindera quedaba como cuneta alta de un camino que llegaría hasta empalmar con
otro a la vera de la ermita de San Lorenzo, por debajo de algunos huertos que
resistían. Todos los manantiales que había en el alrededor, desparecieron; al aguachinal quedó saneado y más grande
porque se perdieron setos y linderas. Pero la fuente, ¿y qué importaba ya la
fuente si la gente tenía agua en las casas? En una orilla del arroyo quedaba
bien y así vertía sus aguas, las que le quedaran, en el mismo arroyo. Para
colmo la acequia de arriba, de cemento, alguna vez se desborda y su agua
encontraba salida en el arroyo dicho, pasando por delante de lo que es fuente y
mezclando sus aguas con las de ella. Menos mal que unas manos curiosas, y
mañosas, han puesto unas piedras y han cavado un poco la orilla del arroyo
donde está el manantial y, gracias a ello, se ve la salida del agua limpia y
hasta se puede beber allí mismo a... estilo pueblo.
San Andrés ya no es lo
que fue. Pero a los que ya hemos cumplido muchos años nos gusta recordar las
cosas pasadas y seguramente olvidamos lo malo y nos vienen a la mente, con un
dejo de nostalgia, solo los buenos recuerdos. Y los que fuimos niños entonces y
subíamos a los árboles del aguachinal,
o nos metíamos en aquella charca, con cierto miedo, o comíamos moras de
aquellos setos, seguimos teniendo recuerdos agradables de aquella época y de lo
que vivimos. Y el agua de San Andrés, sin ser milagrosa ni medicinal, llevaba
el nombre de un santo importante, que no era poco, y con él, algo así como su
bendición…